Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

La capacidad creativa de los señores del imperio no tiene límites. Como en las mejores épocas de la Roma imperial o de la Inglaterra colonialista con sus provincias ,los gringos con su justicia quieren llegar mucho más allá de donde han arribado sus tentáculos económicos.

No les ha bastado con convertir en minucias a la justicia de países esclavizados como Colombia, en donde la financiación,la instrucción y la orientación de sus fallos proviene de Washington, no de la sabia aplicación de las leyes que tantos han estudiado aquí.

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Ahora, ante el fracaso en que terminó siendo como instrumento de terror la extradición o el negarles la visa para entrar en su territorio, los Estados Unidos han creado por estos días una nueva lista de clasificación de los ciudadanos de sus países aliados, mancomunados o colonizados.

Desde hace varias semanas ya no llegan los documentos de los tribunales gringos pidiendo en extradición a fulano o perencejo por comerciar cocaína para las narices de sus conciudadanos o de lavar dineros del tráfico de estupefacientes en sus propias ñatas.

Ahora se han inventado la lista de los “ significativamente corruptos” y la han inaugurado con el actual vicepresidente del Paraguay. Con ese aparatoso pasquín seguramente están buscando los mismos objetivos de sus lapidarias listas de países certificados en su lucha contra la corrupción o contra el ir y venir de drogas prohibidas de la Lista Clinton.

Pero tal vez no conseguirán sino lo mismo que han logrado con arrebatarles la justicia a países como Colombia, que la labor de los jueces y magistrados termine siendo solamente una actividad de trámites menores porque lo importante es tanto para los togados de aquí como para los togados de allá que los fallos sean emitidos por la soberanía norteamericana y tramitados en su perdón y olvido o en su compensación económica con la ideología anglosajona que nunca pudieron aceptar los países latinos ni siquiera viéndose humillados.

Probablemente entonces los significativamente corruptos van a abundar en estas democracias de partidos políticos convertidos en cooperativas de contratistas y de congresistas disfrazados de administradores de la repartisiña habilidosa del presupuesto nacional. Pero ni así podrán meter miedo o esperar que la inmoralidad no reine en un mundo en donde ellos por ser los más ricos y poderosos tienen como trocar su propia vagabundería por ideales vendibles como panaceas.