Gardeazabal

Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

El rumor llegaba a los mentideros nocturnos de las grandes ciudades consumidoras de cocaína. El precio ha ido bajando porque la hoja de coca se queda pegada en la mata.Ni mexicanos ni brasileros están comprando la pasta y el campesino siente ya que al negocio le va a suceder lo del maracuyá o de la tilapia : que está pasando de moda y no la consumen.

El País de Madrid hizo la semana pasada un cruel reportaje sobre la tragedia de los campesinos de las veredas de Tibú y lo que significa la falta de compradores y volvió público lo que era tema de las catacumbas del microtráfico.

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La cocaína está pasando de moda en todo el mundo y ya no la consumen. Los gringos se empezaron a ir de primero conquistados por los opioides, después siguieron los rusos por la guerra de Ucrania y el aislamiento comercial y ahora es Europa metiendo fentanilo.

La noticia es un golpe a la economía colombiana cuando el director de la Dian estaba haciendo cuentas alegres proponiendo ponerles a las bolsitas de la cocaína las estampillas del impuesto que le cobran a los otros vicios.

Y es un golpe porque un cálculo hecho por analistas indica que subterráneamente fluye entre un 8.0 y 8.8 % del PIB a través de las ventas no declaradas de cocaína y que es por esa arteria por la que corre el soporte del exceso de nuestra economía de consumo que tanto interesa a los muchachos de Raddar.

Pero como al mismo tiempo, la ministra de los ojos grandotes insiste junto con su presidente Petro en suprimir lo más rápido posible la exploración y explotación del petróleo, es decir, quebrar a Ecopetrol, el asunto de las finanzas nacionales se complica. La cuenta es sencilla.

El 40% de las exportaciones legales y contablemente seguidas proviene del petróleo, y la exportación de coca nos proporciona tras bambalinas no menos de la otra mitad de ese flujo. En otras palabras, sin petróleo y sin coca nos jodimos y vamos de culos para la pobreza en un momento de recesión mundial cuando el 70% de la comida la importamos, cuando dejamos acabar las fábricas y Petro y su combo siguen asustando para conseguir espantar inversionistas extranjeros y hacer huir del país al que más fácil pueda hacerlo.