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Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Este país se está acostumbrando al desorden. Colombia no parece capaz de reaccionar ante el desmoronamiento de los valores que desde antaño le permitieron ser una república plena de conflictos, como todas, pero estable al fin de cuentas.
Esta patria mía ha tropezado pero no ha dado tumbos. Ha asimilado sus evoluciones y aunque a veces ha equivocado sus escogencias, mal que bien se ha permitido creer en sí misma.
Pero como van las cosas, a Colombia hoy día la estamos llevando a que repita la historia de los vecinos sin que nosotros alcancemos a tener ni la capacidad económica ni la torpeza de ellos. El país necesitaba un cambio. Le ofrecieron dos alternativas y escogió la equivocada.
Nosotros requerimos que el sistema de salud de las EPS se aclimate a los reclamos y debilidades que ya le hemos detectado, no que permita la debacle en la prestación del servicio y mucho menos a que nos vuelvan a la impotencia de un país con hospitales de caridad y las recetas y las cirugías en manos del palancazo de los políticos pueblerinos.
Este país requiere una modificación favorable, no destructiva, del régimen de pensiones. Este país debería exigir que el orden lo guarden las instituciones armadas constitucionalmente no las agremiaciones exógenas ni las guardias indígenas o campesinas.
Pero también este país espera que a la vagabundería de la extorsión uniformada, que terminaron ejerciendo al unísono los guardianes como los enemigos del orden, se le ponga coto donde es, en las escuelas de formación de policías o en las academias militares, no en el solo descabezamiento de generales.
Este país no puede seguir marchando hacia el caos con el presidente y su gobierno tratando de imponer un orden extraconstitucional con decretos y proyectos que desbordan las normas existentes para redactarlos y los voceros políticos, empresariales y comunales callados.
Necesitamos cambios, no destrucción de la república. Necesitamos evolucionar hacia el futuro, no retroceder a las selvas de la estupidez. Somos Colombia, no Venezuela ni Cuba, ni mucho menos Bolivia.