“La educación ambiental debería en forma simultánea desarrollar una toma de conciencia, transmitir información, enseñar conocimiento, desarrollar hábitos y habilidades, promover valores”, propuso en 1987 el UNESCO-PNUMA Programa Internacional de Educación Ambiental. En consecuencia, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, se exalta el trabajo que se viene desarrollando en las instituciones educativas oficiales de Santiago de Cali.
Tal es el caso de la institución educativa Francisco José Lloreda Mera, ubicada en el corregimiento El Saladito, donde se desarrolla el Proyecto Pedagógico Productivo Cultivando Sueños, cuyo objetivo principal es crear en la población estudiantil compromisos de mejoramiento de la biodiversidad desde la implementación y ejecución unidades productivas sostenibles en los espacios físicos que brindan sus sedes y el territorio.
Es por lo que, en convenio con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), se implementó el programa Emprendedor en propagación de material vegetal y establecimiento de cultivos agrícolas, del cual hacen parte los estudiantes de las sedes de secundaria, desde el grado noveno.
Por este motivo, en la cotidianidad de los jóvenes de la institución que hacen parte del programa, es frecuente escucharles hablar de conceptos como procesos aeróbicos y anaeróbicos, importancia de los microorganismos, de los abonos y sus diferentes tipos, fertilización de suelos y procesos de creación de biofertilizantes.
Pero su capacitación no solo es en estas nociones, también se aplica al ejercicio práctico en una de las cuatro líneas del proyecto pedagógico Seguridad y soberanía alimentaria en el territorio. Este, orienta el aprovechamiento de los residuos sólidos que se generan día tras día en el centro educativo, específicamente en la cocina del establecimiento educativo.
Allí, las manipuladoras de alimentos del Programa de Alimentación Escolar (PAE), inician el proceso para dar un segundo uso a la materia orgánica. Luego, son los estudiantes quienes realizan todo el proceso para convertir estos residuos en compostaje que más adelante utilizarán para la preparación de los terrenos o eras de la huerta escolar.
Sherilin Hoyos Valencia, quien cursa grado noveno en la sede Boyacá del corregimiento La Elvira, considera que, este programa le ha ayudado a complementar su formación académica porque lo que está aprendiendo lo puede implementar en su vida cotidiana.
“Me beneficia porque logró tener más conciencia sobre el cuidado del medio ambiente y de nuestros suelos para tener cultivos de alta calidad. Me da herramientas para enseñarle a mi familia y mi comunidad cómo cuidar el planeta y a tener un mundo mejor”, agregó Sherilin.
Para Alba María Domínguez, rectora de la institución, estas son prácticas que se deben fomentar desde la escuela para contribuir con el cuidado y conservación del medio ambiente. Señala que: “Con este proyecto podemos contribuir con el medio ambiente, con una alimentación saludable y orientar a los jóvenes, quienes son los multiplicadores. Nuestros alumnos se convierten en formadores en sus familias y su comunidad”.