La derrota del gobierno chileno en el plebiscito por la nueva constitución ha sido como la derrota de Santos en el plebiscito por la paz en Colombia. Y es que ambos equipos de gobierno no supieron interpretar al ciudadano. En ambos casos ciertamente se quería el cambio, sea la paz o la nueva constitución, pero no cómo lo pensaron los equipos de ambos proyectos, y el resultado los sorprendió.
En el caso chileno luego que hace un año y medio el 78 % del país dijo estar a favor de una nueva constitución no lograron sumar nada más que el 38%. ¿Qué paso con el 40% que no voto ahora? Es simple, siguen queriendo el cambio, pero con una mirada más incluyente, menos ideológica, liberal y unitaria.
El presidente chileno recibe un fuerte golpe luego de haber sido unos de los firmantes por la convención constituyente en el 2019 siendo un líder estudiantil, lo recibe justamente a 6 meses de asumir el gobierno y ver perder su popularidad enorme con la que llegó, y estar en ahora en un pobre 36%.
Pero Boric es un joven político de diálogo y de búsqueda de consensos a diferencia de no pocos de sus asesores y ministros ubicados en la izquierda radical. Boric es consciente y lo dijo que el pueblo chileno ha hablado fuerte y claro al rechazar la propuesta de constitución marcada por vaguedades e ideas confusas, desorientadoras del Chile que desean el 62 % de los que votaron, muchos de ellos jóvenes; desde ya el presidente está hablando de dialogar con todo el país, y encontrar un nuevo texto para la deseada nueva constitución, eso traerá a su vez un reajuste del gobierno que ha fracasado en su capacidad política de este proyecto central sino en otros que hasta ahora ha creído que tiene la verdad.
Chile ha mostrado una cultura democrática frente a los últimos tres años de polarización, radicalización social. La sociedad chilena pacientemente y sin violencia confió en la democracia y su voto derrotó a un grupo de constituyentes que quisieron capitalizar las protestas sociales con una postura radical, excluyente y sin claridad política; ellos son los culpables de este resultado para bien de Chile y de la democracia del país austral.
Poco favor se hace quien habla que el resultado es un renacer de Pinochet; no solo no comprende que cuando en democracia se gana o se pierde gana el país siempre. No se puede estar twitteando con la pasión cuando se es un estadista.
La lección ojalá la comprendan en otras partes. La política no puede ser soberbia, debe ser de consensos reales y no de simulaciones. Hay un momento en que hay que hacer las cosas no mirándose a un espejo sino mirando y escuchando a la gente. Por otra parte, la ciudadanía debe saber la importancia de su participación, del voto responsable ante los gobiernos fallidos. Decir NO, no es ser un enemigo, es ser ese 40% prefirió cambiar de asiento y ver la realidad desde otro ángulo, pero sin rencor o enemistad, simplemente es el derecho a tomar distancia una verdad que se ha convertido en mentira.