La muerte de Mijail Gorbachov (1931-2022) el último presidente y secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética cierra una era, una época de los grandes políticos del siglo XX que tuvo en la caída del Muro de Berlín como síntesis de su pensar: Democracia (Perestroika) y transparencia (Glasnost).
Gorbachov no es, ni será uno más en la historia. Fue el hombre que comprendió la necesidad de un cambio en el sistema de las relaciones internacionales terminando la guerra fría y abriendo una nueva época al mundo.

Gorbachov siendo el hombre fuerte del país socialista más poderoso y rector de un sistema de países satélites en Europa central y oriental comprendió que era necesaria la democracia, la libertad más allá de los dogmas ideológicos y la fuerza de una fuerza nuclear desbordada.

Por ello negoció un proceso de desarme nuclear significativo con EEUU y la OTAN, pero facilitó la autonomía de los movimientos democráticos en Polonia, Alemania Oriental, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Ucrania, las Repúblicas del Báltico y Rumania aun siendo su líder. El mundo fue más libre, el ciudadano pudo pensar y hablar libremente. No por gusto obtuvo el premio Nobel de la Paz.

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Fue un reformista que trató de hacer de la URSS un país eficiente entre 1985 y 1991 pero que de forma natural llevó a la desaparición de ella. Los traumas que significó abandonar el estalinismo, los sueños de grandeza, aún se sienten y la postura de Putin en mucho tiene que ver con recuperar una historia que terminó Gorbachov dejando atrás a más de 20 millones de muertos por las purgas y las represiones durante décadas de socialismo.

El político Mijail Gorbachov lo único que no logro fue convencer a Fidel Castro de un cambio en la isla, el dictador lo calificaba en las reuniones del partido “el traidor ese” que llevó a un período llamado especial que se hace cíclico desde los años 90 a nuestros días.

Él ubicó a lo que sería la nueva Rusia en el concierto de los grandes países, en la posibilidad de un mundo en paz; bajo su gobierno se organizó y se dio la retirada de la ocupación soviética en Afganistán a finales de los 80.

Los líderes mundiales reconocieron en él un interlocutor válido, creíble y sincero. Su pensamiento si bien desconcertó a muchos y en su país le recriminaron que el país se abriera a occidente es un referente en el pensamiento político contemporáneo.