Creo que se están confundiendo las cosas. La trayectoria del conservador Álvaro Leyva Guzmán, en procesos de paz con el M-19, el ELN y las Farc, en diferentes momentos de la historia colombiana como facilitador o mediador, no muestra otra cosa que es un hombre de paz y de confianza para los grupos guerrilleros que lo reconocieron como cercano. No hay de otra.

Pero las relaciones exteriores son más que ser un comprometido con la paz, algo muy meritorio e importante. Las relaciones exteriores abarcan espacios y una agenda donde además de la paz, exista capacidad y empatía a todos los sectores de la política internacional. Por otra parte, invito a que me mencionen algún canciller que no diga que su política es la de la paz, es lo políticamente correcto.

La paz frente al ELN y otros grupos con diversas denominaciones, pero no políticas como el Clan del Golfo, paramilitares, disidencias de las Farc que nunca se incorporaron al proceso de La Habana o que rompieron para regresar a las armas son un asunto de única y exclusiva conversación interna, donde existen ya instrumentos validados con los diálogos que terminaron en el acuerdo de paz. Todo lo que haga se moverá por esta senda y la participación internacional no será protagónica serán facilitadores o garantes.

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Tras el acuerdo nacional que será un hecho, la atmósfera para estos grupos es de sí o no ante una política de amor, paz y perdón social. La oferta de paz del gobierno será como un día sin IVA político o lo tomas o pagas más caro. y lo demás serán pretextos para situarse definitivamente en la marginalidad de lo penal y no en lo político.

Colombia tiene ciertamente con Nicaragua y Venezuela asuntos de seguridad, diferendos territoriales e intereses económicos con alto valor estratégico en especial con Venezuela. La coyuntura es muy favorable pues hay un tercer actor que ha buscado una distensión anticipada que es la de los EEUU con Caracas.

Esto no ocurre con Nicaragua que, por el contrario, está abriendo las puertas a la presencia rusa en su territorio con fines de interdicción en agua, mar y tierra de narcotraficantes justo en un momento global muy complejo por la invasión de Moscú contra Ucrania.

Estratégicamente Colombia sigue y es el aliado estratégico más importante de EEUU en el continente por su posición geopolítica además de ser el tercer país latinoamericano que es “aliado principal” de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) luego de Argentina (1998) y Brasil (2019).

Colombia ciertamente reorientará su política exterior latinoamericano en una doble concepción de unidad y dentro del bloque de izquierda que es dominante al sur del Río Grande, pero deberá ajustar su mirada a la Unión Europea y Asia con toda la complejidad que tiene China como inversor en infraestructura y posibilidad de mercado sin adentrarse a dependencias como las de Argentina, Venezuela o Nicaragua.

Colombia puede y debe de pasar a ser de mero suscriptor de tratados internacionales que si la memoria no me falla es el país con mayor de tratados y convenciones suscritas a ser un país de participación, real de sus cancillería y cuerpo diplomático en todo el mundo, temas y agenda tiene para hacer mejor el mundo como es el cambio climático, la construcción de paz, la lucha contra las drogas, los pueblos ancestrales y las migraciones.

Esperemos que el canciller sepa que no es lo mismo ser un comisionado o consejero de paz y un ministro de relaciones exteriores.