Hoy, cuando los influencer, los tik tok, los podcasts vienen dominando las redes sociales y lectura de crónicas, reportajes es casi una rareza a donde se precipitan estas columnas de opinión son un signo del lejano debate del lugar y papel de la palabra frente a la escritura.
Desde que el dios egipcio Theuth ofreció el don de la escritura como una ventaja que “hará que los egipcios sean más sabios y mejorará su memoria”, el rey egipcio Thamus dijo que veía un peligro ya que “introducirá el olvido en el alma de quien lo aprenda: no practicarán el uso de la memoria porque pondrán su confianza en la escritura”, es decir el hablar, el diálogo se perdería, todo esto lo cuenta Platón en su libro de Fedro.
Este enfrentamiento entre la oralidad, la palabra dicha y la palabra escrita a mantenido su choque y ahí tenemos a Aristóteles quien llamó a la escritura defectuosa, como meros “símbolos de palabras habladas o Rousseau, quién dijo de la escritura era “un suplemento peligroso” en sus Confesiones.
El texto escrito está allí y la palabra es viva. El texto no se defiende y el diálogo si puede defenderse o confrontar con inmediatez. La escritura exige tiempo y oportunidad que hace muchas veces romper el hilo o continuidad en el tiempo.
Las diferencias de forma en el decir y en el escribir siempre han estado, y marcan a los tiempos. La escritura exige comprensión profunda de ideas. La palabra con su tono, sus pausas y ritmos da una fuerza – con o sin imagen -, de mayor cercanía entre quien dice y quien escucha. Las redes sociales se mueven entre el “hablar” y el “escribir” siendo el video y los audios más del hablar que de la escritura y ahí está la magia de los influencer, de un youtuber y las redes sociales con todos sus peros.
Lo que ha sucedido es que el entretenimiento, en cierto sentido, se disfrazó de verdad y cada vez nos adentramos en un callejón sin salida lógica cuando se cuestiona nuestra visión del mundo desde la palabra dada como verdad. Nuestra especie no es nada razonable; nosotros tampoco somos muchas veces racionales en el día a día.
Si realmente aceptamos que la sobreinformación, la diversidad de miradas de la realidad no es absurdo aceptar la confusión en la que vivimos.
Usted y yo podemos tratar de vivir en una racionalidad y evaluarlo todo críticamente antes de adoptar una postura, pero la velocidad de la vida y las cosas nos desbordaran.
Yo creo que podemos disfrutar del contenido de nuestros creadores favoritos, pero también coquetear y obtener un placer más profundo en la diversidad de pensamientos que nos confrontan, alcanzando nuevos conocimientos que nos permitirán vivir de manera inteligente y placentera.