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Así como va desapareciendo, de nuestro lenguaje cotidiano, el uso de la palabra DON o DOÑA, especialmente en los jóvenes y, por lo tanto, en el futuro van desapareciendo las personas que por su connotación fueran merecedoras de ese especial trato.
Yo me crie en la cultura de los DONES. Les dije siempre, a mi suegro y a mi suegra, Don Juan y Doña Elena; a mi abuela siempre oí que le decían Doña Tulia y a mi padre Don Guillermo. En el campo, donde permanezco, a las personas que merecen algún respeto o consideración se les sigue diciendo don o doña.
El origen remoto de ese vocablo viene del latín dominus que significa dueño; pero, entre nosotros, siempre fue un intrínseco reconocimiento a las cualidades personales. En un tiempo se usó para diferenciar entre los que tenían título profesional y los que no fueran «doctores».
Se acuñó un dicho popular que dice: «Doctor puede ser cualquiera, pero Don solo los Señores».
He visto, para desfortuna, cómo se nos están yendo los dones y las doñas; con ellos se van también las buenas maneras, la caballerosidad, el señorío, la primamosura, la hidalguía, la palabra de caballeros, la compostura y el respeto.
La doctoritis que se apoderó de nuestro vocablo vino acompañada de la desaparición de los Señores y Señoras; de los Dones y las Doñas; ahora todo el mundo es doctor o doctora y eso paradójicamente vulgarizó el trato. Como dicen en mi pueblo Palmira: «doctor (dotor) se le dice a cualquier HP».
Como extraño a los Dones y las Doñas y, a los Doctores Dones; quiero, por eso, evocar con dolor la muerte de los últimos grandes Dones, como Don Edgar Casas, el Doctor, Don Emilio Aljure y Don Julio Perlaza, quienes se nos fueron recientemente.
Ñapa: Huele maluco eso de la selección colombiana de fútbol; pelea de jugadores; cajoneada al entrenador; indisciplina antes del partido.
Así como dijimos mucho tiempo «fue gol de Yépez», todo parece indicar que, en este caso, también metió la mano.
¿Qué se puede esperar de la Federación de Fútbol si sus dirigentes están involucrados en un sinfin de entuertos?
El agua viene sucia desde la bocatoma, decían los Dones y las Doñas, hace unos años.
Ñapita: Algo muy malo debió haber hecho Petro para merecer el karma de que le llegara de compañero de partido el ex simio Dr. Benedetti. Será para reforzar aquello de que: «Dios los hace y el diablo los junta».
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