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Definitivamente somos un pueblo muy divertido. En medio de esta pandemia, cuando el mundo está pendiente de la evolución y control del virus, en la comarca se desata un movimiento devastador, dirigido por un tal Terry (no sé si es nombre o apodo).
Él (Terry) y sus fanáticos seguidores, son practicantes de la casi desaparecida secta del Siglo Vll, de los iconocistas, cuya función es destruir imágenes reverenciadas. No confundir con los iconoclastas, que son los que se oponen al culto de imágenes sagradas.
La Terryconolastría caleña ha decidido destruir las estatuas que representan a extranjeros fundadores de la ciudad y a todo lo que recuerde el descubrimiento y la conquista.
No crean que es chiste, es verdad, y nuestro Terry es concejal; hasta allá hemos llegado. Como en el Concejo no hay nada que hacer, ya otorgaron todo el oficio al Alcalde, a este honorable se le ha ocurrido tumbar la estatua de Sebastián de Belalcazar, imagen que, con la iglesia de la Ermita, son símbolos de Cali.
Ir a la estatua del dedo, se le dice así porque representa al fundador señalando con el dedo índice de su mano derecha hacia el océano Pacífico, es un paseo obligatorio en Cali, donde hay una hermosa vista de la ciudad.
En reemplazo se pondrá, me imagino, un trozo de tierra, en honor a la Pacha mama (la madre tierra) y, se les informará a los visitantes que, donde hubo dedo ahora hay mama.
Supongo que como las iglesias de San Antonio y la Merced fueron fundadas por españoles, también las van a destruir y poner ahí unas hermosas malocas de techo de paja.
Después irán a destruir la estatua de Cristo Rey, extranjero judío que es el Dios que nos trajeron los españoles y pondremos unas imágenes de piedra con el sol y la luna, dioses precolombinos.
Lo estrambótico es que estas propuestas tengan eco, inclusive por algunas autoridades locales, cuotas políticas del Terrysmo; hoy es tema de gobierno. Por eso nos está devorando el Covid19, por majaderos.
Ñapa: Para mis lectores no vallecaucanos, les aclaro que lo narrado no es inventado por esta loca imaginación, es purita verdad. Para más sorpresas, el honorable Terry fue el concejal que más votos sacó.
¡¡No se diga más, apague y vámonos!!
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