Cuando tomé el avión de Petroair, totalmente producido en Colombia, recordé todas las burlas que padeció Gustavo Francisco, por haber propuesto que construyeramos aviones en este país.
Me parece que fue ayer cuando, unos enemigos de este visionario, decían que, con el alto valor de los impuestos que él les puso a las empresas, la desaparición del petróleo y el encarecimiento del dólar, sería imposible que los grandes empresarios vinieran a montar la mayor empresa aeronáutica suramericana.
Aquí, montado en este super avión Veronic 24, a prueba de todo movimiento, propulsado con gas venezolano, decorado tipo chiva rumbera y atendido con el famoso servicio ruana Nairopink, comiendo aguacate con maíz, totalmente producido en el país, recuerdo las burlas que recibió nuestro iluminado presidente, cuando propuso tantas cosas maravillosas.
No puedo dejar de mencionar que, tomé este vuelo en Barranquilla, a donde viajé en el tren elevado desde Buenaventura; el famoso tren bala Francitrain. Me trajo en 3 horas de costa a costa; este supersónico tren funciona totalmente con energía solar. También vienen a mi mente, las risas que produjo cuando, nuestra reencarnación de Julio Verne prometió esta importante obra; vale la pena mencionar que el Francitrain fue construido totalmente en Colombia, por la famosa firma Chontaduros Rail y financiada con la cuarta reforma tributaria del ministro Ocampo.
El mundo entero sorprendido observó cómo bastó que, se legalizara la marimba y la cocaína recreativa, para que nuestros aviones y trenes, donde se expenden alucinógenos a discreción, fueran los que más viajeros tienen en el mundo; venga a Colombia a darse su feliz y sideral viajecito.
De los atractivos de viajar el Petroair y Francirail, es lo pintoresco de los pilotos, conductores y tripulantes; todos con sus sombreros vueltiaos, anacos caucanos y mantas guajiras.
Emirates Airlines ha mandado a sus diseñadores a Colombia, para tomar copia de esos modelos. Esto se logró gracias a la primera dama, quien puso de moda el traje tipo Papa Francisco, tocayo de nuestro imaginativo mandatario.
Ñapa: ¡Que viva el trópico caribeño y su macondiana magia!