KICO BECERRA

Desde que tengo uso de razón los diciembres siempre han sido bulliciosos, llenos de vendedores callejeros, trancones de tránsito vehicular (incluso antes de la invasión de las motocicletas); copados de las mismas noticias sobre quemados con pólvora y, siempre se ve y se siente más pólvora; muertos y ciegos por alcohol adulterado; aumento del robo callejero y, para mí, como alérgico crónico, de rasquiña en nariz, ojos y garganta, amén de tos y moqueadera.

Con todo y eso, me encanta diciembre con sus despedidas de año, día de las velitas, árbol de navidad, pesebre, compra de regalos y volver a sentirme niño.

Me fascina los sabores navideños, el buñuelo, las hojaldras, la natilla, la torta de coco, la ensalada de papas, el dulce desamargado y demás delicias llenas de azúcar y carbohidratos, y todos los «embarnecedores» (verbo embarnecer= aumentar de tamaño corporal; viene del inglés Barney).

Anuncio

Me encantan los juguetes de los niños, dar besos el 24 y el 31 de diciembre a las 12 de la noche; oigo villancicos, canto «yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas….»; lloro por los ausentes, temporales y permanentes.

Visito los alumbrados callejeros que siempre son criticados; la diferencia ahora es que, además de criticados, existe la certeza de que se están robando un dinero público, en esos contratos; me gustan los conciertos; el desfile de las escuelas de salsa; creo en la magia de los colores del papel con que envuelven los regalos y el sabor a cinta pegante.

La alegría navideña debería prolongarse todo el año; las promesas de hacer dietas, ahorrar para viajar y estudiar; hacer ejercicio y dejar cualquier vicio, deberían ser todos los fines de mes y no solo los fines de año.

Ya en esta edad me sigo preguntando algunas cosas que no he podido entender de los finales de años: ¿Para qué se tienen que repetir varias veces las noticias de lo que sucedió durante el año? ¿Qué objeto tiene hacer una campaña masiva del no uso de la pólvora solo en diciembre, en lugar de crear conciencia todo el año? ¿Por qué sólo en estas épocas, la policía y guardas civiles de tránsito, paran los vehículos y solo revisan el vencimiento de los extintores y de las drogas del botiquín de urgencias? ¿Cuál es la razón de que sólo en esta época se hable de los zagalillos, de tutaina tuturumaina y de la mirra del negro Melchor? ¿Por qué el burro y la vaca del pesebre nunca están de pie?

Ñapa: El decreto que busca liberar a los niños destructores de la primera línea, de hecho, no saca de la cana a nadies, ni a nadias; solo establece la forma de cómo se selecciona a los que podrán ser nombrados «gestores de paz». Quién decidirá si salen o no, son los jueces; esperemos a ver qué pasa; por ahora no sale ningún sabroso o sabrosa.