Otra vez fallaron estrepitosamente las encuestas; ya se habían pifiado en España, ahora en Argentina; quien sería el tercero en votos de las primarias, para todas las encuestas, ganó y sacó el 32% de los votos; todos los encuestadores le ponían por mucho el 18%.
Esto pasa de castaño a oscuro; algo raro está sucediendo en las firmas encuestadoras, para no acertar en ningún lado sus pronósticos electorales. Aquí en Colombia se acuñó un dicho popular: «Dime quién paga la encuesta y te diré quién gana».
Algo muy turbio se mueve detrás de las encuestas políticas; eso de no acertar elección tras elección, debería tenernos alertas, sobre la falta de credibilidad de las mismas. Desafortunadamente terminamos refiriéndonos a ellas y, de esta forma, estamos desfigurando el querer popular.
Los primeros que se engañan son los mismos candidatos quienes creen, a pie juntillas, los pronósticos electorales de esos sondeos sabiendo que, en todas partes, son desacertadas las empresas encuestadoras.
Los medios de comunicación, a conciencia, replican a toda hora el resultado de supuestas consultas ciudadanas, hechas de forma amañada, con el fin de buscar el voto útil a favor de quienes pagan por este engaño.
Después de todas las elecciones, los dueños de las encuestadoras nos salen con la misma disculpa: «El electorado cambió en el último minuto».
¿Hasta cuándo se permitirá esta manipulación dolosa de los ciudadanos? ¿No será el momento de multar severamente a quienes se equivoquen en sus encuestas en un porcentaje mayor al margen de error que, anuncian en las fichas técnicas de sus consultas?
Es increíble que, eso pase en cada certamen electoral y no se tomen medidas gubernamentales al respecto.
Por ahora, cada vez que me refiera a una encuesta, diré previamente que hay una gran posibilidad de que sea errada y, de esta forma, no hacerles el juego a sus trapisondas.
Ñapa: En los países civilizados donde, por supuesto, no estamos, no se perdona la mentira de los presidentes o primeros ministros. Recordemos que Nixon se cayó por mentir acerca de que no sabía del Watergate; lo mismo le pasó a Boris en Inglaterra, hace pocos meses, por mentir acerca de unas fiestas en la pandemia.
En Colombia, día tras día escuchamos mentiras del presidente y ni se sonroja cuando lo pillan en el infundio. La última gran mentira fue decir que, en campaña nunca había estado en Yopal; a los 5 minutos le publican una trasmisión por Twitter que él mismo hizo en junio del año pasado, desde esa ciudad. ¿Quién asesora a Petro? La oposición se la hace el mismo gobierno.
Si mintió sobre haber estado en Yopal, ahora quién le va a creer que no recibió dineros raros en Casanare.