El país está que explota; la convocatoria de marchas financiadas por el Estado, para apoyar al propio Estado y la reacción inmediata de la solidaridad de los ganaderos, para no dejarse despojar de sus tierras, es un pésimo síntoma.
La desesperación del gobierno, al ver que va a ser estruendosamente derrotado en las elecciones regionales, está haciendo que trate de incendiar al país antes del 29 de octubre y, de esa forma, desacreditar dichas elecciones.
El plan es muy sencillo: Promuevo marchas campesinas y ordeno que los indígenas cierren las vías y, de esa forma, interrumpo el debate electoral territorial. Tendremos un octubre lleno de paros, marchas, contra marchas y mucha violencia.
Se pedirá aplazar las elecciones y, como eso no es posible, se asustará al electorado para que no acuda a las urnas; de esta firma se dirá que los elegidos fueron escogidos por unos muy pocos votos y así se tapará la derrota del gobierno.
Todo está planeado; ya se oyen voces del gobierno diciendo que, las próximas elecciones sólo son para las maquinarias políticas y que, la juventud y los pobres no participarán.
Esto se viene ambientado con hechos de intolerancia buscados por figuras del Petrismo, como sucedió en el partido de la selección de fútbol en Barranquilla, donde, intencionalmente, el amigo de la primera dama llegó tarde a sacar de sus puestos a la familia del jugador más querido del pueblo. Eso no es fortuito; fue buscado con el objeto de mostrar polarización contra el gobierno.
Igual sainete se montó en Cali, en un pacífico debate entre candidatos a la Alcaldía. El candidato del Petrismo llevó a unos desadaptados de su primera línea para agredir verbal y físicamente a otros candidatos y buscar reacción de sus escoltas; todo para decir que, están atentando contra jóvenes desarmados. Otro montaje para ambientar el despelote que se viene en octubre, para desacreditar el resultado electoral.
El petrismo está jugando con candela; tiene experiencia de cómo incendiar a la nación; lo que pasa es que, ahora es gobierno y las consecuencias las pagará como tal.
El descrédito por todos los escándalos promovidos por la familia presidencial y por funcionarios muy cercanos al presidente, lo están llevando a creer, como cualquier Nerón que, hay que sacar la lira e incendiar a Roma, para salvar el prestigio del Emperador.
Ñapa: Que tristeza que ya ni la selección colombiana de fútbol apacigüe los polarizados ánimos de nuestra sociedad.