Las multitudes que asistirán a las marchas que organiza el gobierno, para apoyar al propio gobierno, con recursos públicos, marcarán un hito en la historia política colombiana.

Nunca había sucedido semejante demostración de desafío de un presidente a la tradición institucional del país, usando abiertamente recursos públicos, para trasladar miles de personas de todas las regiones; para financiar transporte, viáticos y alimentos para este tipo de movilizaciones. Petro, con esto, demuestra que, hace lo que quiere y no teme a ningún otro poder estatal.

Sin duda será monumental y, con eso, pretende presionar al Congreso para que apoye sus reformas y de paso apoyar en Bogotá a su candidato a la Alcaldía; participación descarada e indebida en la contienda electoral de octubre.

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¿Qué pasará después de esta espectacular marcha? El primer paso será un gobierno más pendenciero, atacando a los empresarios y negociando congresistas.

¿Está movilización pagada por Petro, con recursos públicos, le servirá para mejorar su imagen? Tengo mis dudas porque ha sido tan descarado el uso de recursos públicos que, de pronto, se le puede voltear la torta, ante el atropello.

¿Cuándo se verá el efecto político de estos cuasi dictatoriales actos del presidente? En primer lugar, en las elecciones territoriales; si gana Bolívar en Bogotá, será una consecuencia beneficiosa para Petro; si pierde, una dura sanción ciudadana en su contra.

¿Será bueno hacer una convocatoria en octubre, por parte de los que no están de acuerdo con Petro? Considero que no se puede caer en ese juego de marchas y contra marchas; no hay dinero para movilizar a Bogotá una concentración de personas igual o mejor de la que ya financió el presidente, con dineros públicos. Creo que, puede ser más efectivo votar copiosamente por candidatos no Petristas.

¿Este es el comienzo de volvernos igual a Venezuela? No lo creo; aquí hay poderes independientes y un fuerte arraigo democrático; pero, es innegable que Petro está copiando, al pie de la letra, las enseñanzas del Chavismo.

Ñapa: No hay cosa que le guste más a un dictadorzuelo que un desfile de gente; Stalin, Hitler, Mussolini, Kruschev, Franco y Pinochet llegaban al clímax, en un desfile multitudinario; por eso instalan grandes tribunas, donde desde abajo el pueblo aclama a su deidad humana.

Ñapita: Gracias a los organizadores del gobierno nacional, por haberse llevado a toda la guardia indígena para Bogotá y dejar a Cali libre, en esta oportunidad, de tener que recibir en la Universidad del Valle esos «estudiantes» temporales.