La ventaja de haber visto tantas elecciones es que, sabemos que nadie pierde. Siempre hay una excusa y una razón para demostrar que se tuvo éxito, aunque no salgan los votos. Algunos aducen el clima, la Registraduría, la llegada tarde de los auxilios del día electoral, los pocos votos que les faltaron, la equivocación de los electores que se confundieron de número, la comparación con años anteriores, etc., etc.
Lo cierto es que, todos ganaron. Ya lo estamos viendo, con declaraciones de jefes políticos, encabezados por Petro que, demuestra que ganó las elecciones, a lo cual solo hay que contestar: No hay peor ciego que, el que no quiere ver.
No obstante, lo anterior, quiero hacer un sucinto análisis poselectoral: Hubo una participación electoral del 60%; es decir, una mayor participación que en elecciones anteriores; no es cierta la observación de que hubo una alta abstención electoral.
No hubo grandes denuncias de posible fraude electoral, como sucedió en las elecciones anteriores, ni problemas con los formularios del preconteo de votos; fue una silenciosa votación de rechazo a lo que estamos viviendo.
En Bogotá, se votó en rechazo a la intromisión de Petro y su pelea contra Claudia López. Se escogió la ponderación de Galán y se premió a Oviedo, por su campaña técnica y seria; se castigó duramente al promotor de la destructora primera línea bogotana.
Medellín derrotó al fedayín del exalcalde Quintero quien, quiso destruir lo que con tanto esfuerzo y años han construido los paisas.
Barranquilla prefirió a quienes la han venido transformando en gran ciudad, en lugar de a los amigos del «hijo no criado».
Cali sorprendió con la elección de un empresario, no político, quien derrotó al candidato del 80% de los concejales y del 90% de los jefes políticos; derrotó a los propiciadores de la primera línea, a los que convirtieron a Cali en el lugar donde los indígenas del Cauca salen a tomarse y destruir lo que se les da la gana; a quienes impusieron la chabacanería y se lucraron con el desorden que se tomó a la ciudad. Premió, de paso, a una joven promesa de la política colombiana, Diana Rojas, quien demostró que se pueden ceder aspiraciones, en favor de buenas causas.
Otro hecho significativo es el revivir de los partidos de extrema derecha como el Centro Democrático, ese milagro resucitador se lo deben a Petro.
No puedo dejar de expresar que, analizando el nuevo panorama político electoral, no proyectó a ningún jefe político nacional; excepto a Galán, quien será alcalde, ninguno de los posibles sucesores de Petro se puede apropiar de esta «rebelión» electoral; ni Fajardo, ni Vargas Lleras, ni Alejandro Gaviria, se pueden sentir líderes de esta votación.
Los triunfos de los ex Gobernadores de Atlántico, Boyacá, Cundinamarca y Valle, demuestran que, cuando se hacen buenas gestiones, la ciudadanía vuelve a confiar en los buenos funcionarios.
Elegidos los nuevos mandatarios locales, debemos rodearlos, para que hagan buenas gestiones; hacer otra cosa es ir en contra de nosotros mismos. No la tendrán fácil, con un gobierno Nacional con pocas ganas de ayudarles, algunos, como el de Cali, no tienen concejo municipal a favor y otros reciben ciudades económicamente quebradas; muy difícil la tendrán.