Hay algunos hechos incontrovertibles que, solo los signados con el fanatismo hirsuto desconocen y se atreven a calificarlos como inexistentes.
Los falsos positivos fueron una terrible y tenebrosa verdad; hay confesiones de los autores y condenados, varios miembros de la fuerza pública por esos crímenes, no son invento de la JEP.
El fiscal Barbosa ha sido un desastre institucional; se dedicó a hacer política, en lugar ser un ejemplo para la administración de justicia. Pasará a la historia con Valdivieso y Néstor cianuro, como de los más malos fiscales de esa institución.
La procuradora Cabello es una procuradora selectiva; no ha sido imparcial; se ha hecho la loca, en casos de algunos gobernadores y alcaldes que, todo el mundo sabe que abusaron de su poder y, a todas luces, fueron corruptos; a ellos ni se les miró durante esta procuraduría.
El hijo de Petro confesó haber recogido y robado dinero para la campaña de su padre; dio los nombres de personas que colaboraron en esa campaña y que, no fueron reportados en las cuentas. Eso no se lo inventó el fiscal, ni es persecución política.
El Canciller Leyva, contrariando las indicaciones de los abogados de la cancillería y de la defensora de la nación, violó la normatividad vigente, para adjudicar el contrato para la elaboración de pasaportes; además, dijo que, si lo demandaban por eso, él ya estaría muerto. Esto no es invento de la procuraduría.
El desacato, a la orden de suspensión del Canciller, por parte del presidente Petro, es un acto violatorio de la institucionalidad y un pésimo ejemplo para los funcionarios públicos. La procuradora fue elegida legalmente y su mandato es legítimo; hay mecanismos legales para impugnar sus decisiones y, mientras tanto, se debe suspender al funcionario.
Durante el gobierno de Uribe, la Corte suprema se demoró casi 2 años en elegir el reemplazo del fiscal general, muchos de los que hoy gobiernan apoyaron a la Corte Suprema es esos momentos. No hubo golpe a las instituciones en esa época, por tanto, es falso que, si no se elige el fiscal esta semana habrá un rompimiento institucional. Hay que dejar a la Corte que, elija sin presiones al sucesor de Barbosa y, si es del caso, solicite nueva terna.
No es comprensible la dilación en llamar a Uribe a juicio, por el tema de los testigos. Pienso que, ese juicio público es la gran oportunidad que tiene el expresidente para defenderse; seguir dilatando esa acusación le hace más daño al expresidente que, lo que está haciendo la fiscalía, al dilatar el llamamiento a juicio.
El hecho notorio y documentado del apoyo de Fecode a la campaña Petro, confesado y explicado ante los medios, por miembros de la junta directiva de ese poderoso sindicato y, el intento de ocultarlos, por parte de la gerencia de esa campaña, dirigida por el actual presidente de Ecopetrol, justifican las investigaciones iniciadas por las cortes, la fiscalía y la procuraduría; no son una persecución, ni un golpe de estado.
Que hay un despelote en este gobierno, por falta de dirección, es un hecho inocultable; lo afirman amigos y enemigos de Petro. No hay gerencia presidencial, hay discursos y Twitter. Cada vez que sale alguien del gobierno se conoce más la falta de dirección y la descoordinación del gobierno. Esto no es invento de la prensa.
Los famosos golpes blandos o duros imaginarios son por los errores del gobierno y por los característicos delirios de persecución de Petro. Lo que ha demostrado el País en estos años es que, tiene fuertes instituciones y que la fuerza publica está al mando del presidente.
Tengo la seguridad de que, el gobierno, ante su desprestigio, acudirá a las marchas en las calles. Eso le podría salir mal, porque el apoyo que tiene no le alcanza para asustar. Vislumbro pronto una gran movilización nacional contra el gobierno y, de pronto, un gran paro, si el gobierno procede con sus marchas de indígenas y de algunos sindicatos.