El Estado soy yo, fue la frase del Rey Luis XIV cuando rechazó cualquier poder democrático e instauró su intocable poder, gracias a la designación que su «dios» le hizo y lo volvió el ungido para gobernar a su real saber y entender.

Lo mismo nos ha notificado nuestro despótico gobernante Francisco Gustavo I (el único), por medio de discursos inconexos y delirantes, producto de haber sido pillado recibiendo dineros de más en su campaña y que, le destaparon el hediondo tamal del robo descarado de los dineros del estado, para ser repartidos a cambio de votos de congresistas para aprobar sus leyes.

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Cuan dictador de República Caribe, se proclamó intocable, por cualquier autoridad, por más bandidaje que hagan en su gobierno. Quien se atreva a destapar su corrupción es porque está dando golpes de Estado o porque es un politiquero de la burguesía del régimen; olvidando que el actual régimen es el de él.

El asunto empieza a hacerse risible cuando grita desaforado que, quien destape los robos de su familia y de sus amigos, está en contra del pueblo que lo eligió. ¿Nadie, según eso, podía investigar a Uribe, Santos o Duque, porque fueron elegidos por el pueblo? ¿Quién, como él, pedía en esa época que cada acto corrupto denunciado por la prensa fuera investigado y sancionado, estaba cometiendo golpes blandos contra los anteriores presidentes?

Se cae de su peso cualquier análisis serio al respecto. El CNE tiene que decidir si está claro que, la campaña Petro violó los topes de gastos de campaña. Igual que la campaña Santos; por eso, condenaron a Pietro a 6 años de cárcel, por ser el gerente de esa campaña. A Santos no le pasó nada porque la Comisión de Acusaciones del Congreso, se hizo para absolver a los presidentes. Lo mismo pasará con Petro, si es que trasladan esa investigación a la Cámara de Representantes.

Así como todos sabemos que a Uribe no lo condenarán por prescripción, a Petro no lo juzgará el Congreso; luego, el pataleo solo lo hace para distraer a su gente.

Lo de los carrotanques guajiros, cometido por personas cercanas al presidente, es una demostración adicional a lo que está pasando dentro de este desgobierno. Esperen que se destape lo de DPS que es más grave aún. El gobierno tiene responsabilidad, por haber nombrado a esos bandidos; igual que la tuvo Uribe, cuando nombró a ministros que terminaron comprando votos de congresistas a cambio de votos por la reelección. Eso es innegable y no obedeció a ningún golpe de estado.

Las investigaciones de las cortes y sus fallos no son para dar golpes blandos, las sentencias de los altos tribunales son golpes fuertes a la corrupción, por malos manejos de los bienes públicos. Lástima que se demoran tanto tiempo en salir.

Habrá congresistas condenados, como Teodolindo y Yidis. Ya se tiene la lista de los puestos y contratos dados a, por lo menos, 10 parlamentarios y, les aseguro que, algún contratista va a «cantar»; la Corte Suprema es experta en eso; de ahí el miedo que se siente en el Congreso por estos días.

Por lo menos 3 funcionarios de nivel ministerial también serán metidos a la guandoca, Olmedo los delatará. Esa gritería del ministro chuspas es demostración de que está pillado. Hay que reconocerle que se volvió el Serpa de Petro, cuando Samper estaba en condiciones parecidas a las del gobierno actual.

Ñapa: El gobierno amenaza a su propio gobierno de volver a organizar un estallido social y comienza con la sacada de la cárcel, de los delincuentes que mataron gente y destruyeron bienes públicos en la asonada anterior. Se olvida que los jueces no dependen del ejecutivo; lo interesante es que, se reconoce que Petro fue quién organizó ese despelote, cosa que había negado hasta ayer en Cali, dónde no llenó ni la cuarta parte del Coliseo del Pueblo, a pesar de los buses y el dinero que se le dio a quienes asistieron; de ahí el regaño que les dio el presidente a los organizadores.

Ñapita: La visita de nuestro emperadorcito al Milagroso de Buga marcó un hito en esa Basílica. Cuando le pidieron que se quitara la cachucha ante la imagen morena del Cristo Milagroso; Petro dijo que entre iguales no existe ese protocolo de respeto: «El moreno es el hijo de Dios, yo soy el hijo del pueblo que se quite primero la corona de espinas y yo me quito mi cachucha bacana».