Mientras el gobierno de los hijueputasos hace gala de su educación y ejemplo para las nuevas generaciones, el país se desangra.

Es una falta de conciencia dedicarse a hablar sobre el drogadicto presidente y la carta de su destituido canciller Leyva, en lugar de hacer conciencia del descontrol total de la seguridad en todo el país.

No hubo un día en esta semana en que no fueran asesinados soldados y policías. Incluso la foto de una valiente policía en pijama disparando para defenderse es la imagen gráfica de estos pasados ocho días.

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Desafortunadamente, la fatua oposición le dio más importancia a la cirugía estética para mejorar la cara (bien fea, por cierto) de nuestro drogo primer mandatario que a la muerte de esos miembros de la fuerza pública.

Pasó casi desapercibido el descubrimiento de un camión volqueta, lleno de metralla y pólvora, que tenía como objetivo el batallón Pichincha, situado en céntricas calles de la poblada ciudad de Palmira. Increíblemente, se habló más de los delirantes discursos del ministro Beriquete, el preferido del régimen.

Para distraer a la opinión pública de la gravedad de lo que está pasando en el orden público, el gobierno empezó su campaña por la consulta, que ni siquiera ha sido aprobada por el Senado y que es probable que no apruebe, porque no tiene obligación de hacerlo.

Esta semana se conoció un nuevo llamamiento a juicio del ministro Periquete, las acusaciones de la Fiscalía a altos funcionarios de este gobierno, como el actual ministro de Educación, el exministro Bonilla de Hacienda y el exministro de Gobierno Velasco. Las denuncias de la directora de la SAE sobre la corrupción de funcionarios que aún están en el gobierno. Como si no fuera bastante, estamos en una gran crisis fiscal provocada por el crecimiento desbocado de la burocracia del gobierno central.

De esto es de lo que hay que hablar y hacer conciencia colectiva, y no de las conocidas desviaciones sexuales y del vicio por las drogas de Petro. Él no va a cambiar, es un adicto y hay que tenerle conmiseración.

Ñapa: Que el FMI, Fondo Monetario Internacional, le haya quitado la línea de crédito flexible a Colombia es una muestra más del desbarajuste en que este gobierno tiene las finanzas públicas.