En medio del alboroto que produjo la negación del Senado para convocar una consulta popular, el presidente, desde China, ordena a la fuerza pública que solo proteja los edificios oficiales y que, por ningún motivo, repriman ninguna protesta popular.
Sin duda, el gobierno no estaba preparado para sufrir este revés político. Todo estaba aceitado: Los congresistas comprados y los dineros de campaña para la consulta conseguidos.
De un momento a otro, los opositores sacaron una carta que no estaba prevista: Revivir la reforma laboral. El propio gobierno se enloqueció y el ministro de Trabajo dio el visto bueno para revivir la reforma. Ahí fue la caída de toda la estrategia del gobierno para ganar las próximas elecciones parlamentarias, iniciando la campaña desde ya con la consulta popular.
Petro y sus adictos no son buenos perdedores; por eso, de entrada, gritan fraude. Se esgrime que unos senadores cambiaron su voto y otras tonterías. Lo cierto es que votaron 96 senadores, y antes de que se conociera el resultado, todo estaba calmado porque el gobierno pensaba que tenía las mayorías. En la puerta del horno se quema el pan.
Periketti, responsable de que todos los comprados votaran, recibe una llamada iracunda de Petro y lo señala como responsable de esa debacle. Armandito se mete su dosis y pone al ministro de Trabajo a decir pendejadas. Lo único cierto es que perdieron. Pronto se sabrá quiénes se les voltearon.
Por ahora, para muchos colombianos, el Senado volvió a dar una muestra de sensatez y los recargos de horas extras y dominicales saldrán por ley. Mientras, el gobierno buscará convulsionar al país, puesto que ahora no tiene con qué entretener a sus seguidores con esa consulta.
¿Qué va a pasar? Lo primero será vender la idea del fraude en la votación; se presentará todo tipo de apelaciones y demandas. La Corte Constitucional pedirá las actas de la sesión y estudiará las demandas; los indígenas serán nuevamente transportados a Bogotá y Petro seguirá azuzando a sus adictos para que protesten.
Ñapa: Pienso que el gobierno tratará de presentar otra consulta respecto al tema de la salud. Esa sí se la va a aceptar el Senado.
Ñapita: Nunca me ha gustado el Fincho Cepeda, pero debo reconocer que está bien testiculado y sabe respirar debajo de las aguas turbias de la política.