Está perfectamente claro que Petro está buscando que lo tumben y convertirse en un asilado político, gritando por el mundo que vuelva la democracia a Colombia.
Esa es su estrategia para no tener que enfrentar la realidad de que ha sido un fracaso como gobernante, amén de presidir un gobierno manifiestamente corrupto.
Todo lo que hace es para justificar una especie de autogolpe que lo convierta en perseguido político. Por eso no se puede caer en esa trampa. Se debe dejar que él se enrede en su propia cuerda y no caer en la tentación de entrar en procedimientos no institucionales.
El llamado de Petro de una huelga general contra el establecimiento es una locura nunca antes vista. Si los que llama los enemigos del pueblo le cogen la caña y deciden sumarse a una huelga indefinida, el que pierde es el gobierno.
Nuestra desgracia se incrementa al saber que quien ocuparía el cargo, de acuerdo con la Constitución, sería Francia la Sabrosa, que ha demostrado su nula capacidad administrativa.
Debemos contestar las amenazas de Petro contra todos los que no están de acuerdo con su pésimo gobierno, con la demostración de todo lo que ha venido destruyendo su gobierno y los actos de corrupción de sus funcionarios de más confianza.
En lugar de hacer argumentos respecto a su loca consulta popular y sus huelgas generales, debemos recordar, entre otros:
•El aumento al doble de la gasolina,
•El aumento de los peajes,
•La destrucción del sistema de salud,
•El casi imposible recibo de medicamentos,
•La terminación de los créditos del ICETEX.
Hay que propagar los actos comprobados de corrupción de los amigos cercanos del presidente, como:
•Su director de la UNGRD,
•Su consejera para las regiones,
•El presidente de la Cámara —todos presos y tres de ellos confesos—.
Se agrega al compañero de toda la vida del presidente, Carlos Ramón González, director del Departamento Administrativo de la Presidencia y, nada más ni nada menos que, el director de inteligencia de este gobierno, quien ha sido acusado por la fiscalía de confianza de Petro como el ordenador de los sobornos a congresistas a cambio de votos para aprobar leyes.
En cualquier país de la tierra en el que el director de inteligencia sea imputado por cohecho, peculado y lavado de activos, se generaría una gran reacción ciudadana.
Lo que quiere el régimen petrista es que no se hable de estas cosas y nos dediquemos a pelear por la consulta y la huelga de amigos del gobierno, por tanto, no podemos caer más en esa trampa.
Ñapa:
•¿No habrá un candidato que elabore un programa de gobierno que se comprometa a poner pena de 60 años a los corruptos?
•¿Que proponga suprimir la Comisión de Acusaciones del Congreso?
•¿Que establezca que nadie que haya firmado acuerdos de paz pueda ser admitido nuevamente en acuerdos similares?
•¿Que tenga como eje central del próximo gobierno restablecer el destruido sistema de salud?
•¿Que devuelva la operatividad a la fuerza pública para combatir la delincuencia?
•¿Que luche por formalizar a los empleados llamados informales, para que dejemos de ser el país desigual que hoy somos?
Ñapita: Si además ese candidato presidencial se compromete a apoyar a quien tenga más posibilidades de ganar y ponerse al servicio de quien lo supere, con seguridad será recompensado con un gran reconocimiento nacional.
Anuncio