Se ha vuelto realmente difícil la vida de los feministas, como este Susurrero, puesto que, todo lo que hacemos, paradójicamente se vuelve machismo.
Por feminista abro todavía la puerta del carro a las mujeres y les doy la mano para que se bajen. Ahora, resulta eso un acto de macho que cree que la mujer no puede abrir la puerta de los carros y apearse sola.
Por feminista, me levanto y cedo el asiento a las damas de cualquier edad, a pesar de mis años; pues esto también es un gesto machista. Las mujeres pueden estar de pie, igual que cualquier hombre.
Por feminista uso bien el idioma; no le cambio las letras a las palabras para, supuestamente, volverlas incluyentes. Me parece eso un acto falto de respeto a las mujeres que, no son ni más ni menos por decirles estudiantes y no estudiantas; inteligentes e inteligentas. Sin embargo, esto se considera ahora un acto misógino.
Por feminista, trato de no usar palabras soeces cuando hay mujeres presentes, aunque, confieso que, de vez en cuando, se me sale un madrazo. Me impacta oír a las mujeres usando vocabulario grosero, tratándose como hombres mal educados. Esto también resulta ser un acto discriminatorio, puesto que, las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a putiar, huevoniar y mariquiar al que les dé la gana y donde les dé la gana.
Por feminista dejó pasar a las mujeres primero; me enseñaron, desde niño, «las damas primero». Por esta misma razón, soy incapaz de ofender con palabras, obras o acciones brutales a ninguna mujer. Ahora, esto es un gesto machista porque trato a la mujer como un ser distinto; siendo ellas iguales en todo a los hombres.
Por feminista, no dejo pagar la cuenta a las damas; me parece deshonroso eso de que las mujeres paguen, habiendo hombres presentes; claro que entiendo que haya invitaciones de cuotas y de compañeros, donde es normal dar aportes; pero, invitar a una mujer a lo que llaman «a la americana», me da vergüenza. Esto sí que es considerado un acto machista y el sumun de la misoginia. Acepto mi defecto de formación.
Por feminista le ayudo a las mujeres a subir las maletas a los portamaletas de buses, aviones o trenes; les ayudo a sacar sus equipajes de las cintas de los aeropuertos y cargar bolsas a sus carros. Esto también resulta un acto machista; las mujeres no necesitan de ningún hombre para que les ayude en esas cosas.
Escribir esto, autocalificándome de feminista por estas pendejadas, será censurado como un acto extremo de machismo y una muestra de mi discriminación hacia el sexo opuesto; amén, de una actitud homofóbica y de desprecio a la comunidad LGTB, por no hacer lo mismo hacia ellos. Pido disculpas por ser una antigüedad que no se ha podido adaptar a esta nueva sociedad.
Ñapa: «En la puerta del horno se quema el pan»; esto le está pasando a Petro por sus metidas de pata. No solo recibiendo a cuanto político cuestionado; sino haciendo tratos y compromisos hasta con el diablo y, ahora, con su famoso perdón para los condenados por corrupción. Esta falta de coherencia está resultando la mayor enemiga de su campaña.