Alea iacta est, decían los Romanos; la suerte está echada; por fin se acaba esta bochornosa campaña presidencial, llena de calumnias y bajezas de todo tipo; nauseabunda y vergonzosa.
Cualquiera que sea el resultado, el País queda seriamente desquebrajado. Va a ser muy difícil para el próximo gobierno, conseguir la unión que es apremiante para sacarlo adelante.
Se ha mentido tanto, prometiendo de todo que, si llegara a ganar el promesero, habrá una gran frustración colectiva. Esa masa que está esperando recursos a tutiplén, tierra, casa, puesto y beca, sin esfuerzo alguno, se sentirá engañada en corto tiempo y hará sentir pronto su desengaño, como está pasando en Chile.
En caso de ganar el ingeniero que, solo se ha comprometido a luchar contra la corrupción, tendrá que lidiar con la pandilla petrista en el Congreso y los politiqueros resentidos, porque les están quitando sus contratos y puestos, base de su poder corrupto. Tratarán de bloquear al gobierno por todo lado; habrá también una reacción ciudadana frustrada, por ver que la corrupción continúa, especialmente la territorial, sobre la cual no tiene control el presidente.
Lo claro es que el País continuará dividido como lo está ahora, aumentada por los odios sembrados por la campaña política y que serán cosechados después de las elecciones.
Debemos salir a votar y esperar que la sensatez triunfe y le dé un amplio mandato a quien se ha comprometido a rodearse bien, sin compromisos politiqueros y luche denodadamente contra la corrupción. Ojalá triunfe esa dupla Santandereana y Vallecaucana de Rodolfo y Marelén.
Quienes rechazamos el chantaje de la familia Petro de que si no ganan acaban con el País, en silencio votaremos y les demostraremos que, si no nos dejamos destruir de la guerrilla, de Pablo y sus bandidos y, de los paras, tampoco nos dejaremos de ellos.
Votar es nuestra arma; hagámoslo temprano, en silencio y copiosamente; que el Dios de Colombia nos acompañe y proteja.
Ñapa: Respetemos la democracia si queremos que ella nos proteja. Acatemos el resultado, aunque sea adverso a nuestra preferencia; esa es la regla elemental.
Ñapita: Mensajito para mis paisanos: Si se puede llevar un votico más para votar por el Valle, llévelo; no olvide: Valle vota Valle.