La divertida polarización colombiana parece una pelea de pescadores: Nunca están de acuerdo sobre quién sacó el pez más grande.
Estamos peor que antes de elecciones; no hubo tregua. Para unos todo es malo y para otros todo es bueno.
Con unos ribetes cantinflescos como, si se robaron Reficar, por qué no le perdonan a la epistemológica ministra de Minas sus metidas de patas o, si había masacres antes, ¿por qué se quejan de las de ahora?
Si se había emborrachado y sancionado a un Senador del CD por bebón y peleador con la policía, por qué ahora van a joder al imberbe e ignorante Senador del PH, por putear a la policía y los empleados de un hotel porque no le dejaron entrar su travesti a la habitación.
Si Duque se metió con Venezuela y apoyó a Güaidó, por qué Petro no se puede meter a apoyar a Cristina la desfalcadora de Argentina y descalificar al pueblo chileno, por no haber apoyado el mamarracho de Constitución que le había propuesto Boric y sus seguidores.
Pongámonos serios; a este gobierno hay que exigirle más porque prometió cambiar las corruptas e impopulares acciones de los gobiernos anteriores; no se puede esgrimir, como disculpa que, los demás también lo hicieron.
Tan malo es que Colombia haya firmado un acuerdo para prohibir todo aborto como que, no haya firmado con todo el continente, un rechazo al régimen dictatorial y sanguinario de Ortega.
Tan equivocados están los que están haciendo oposición porque sí, como los que defienden todo lo del gobierno, por erróneo que sea.
Debe dársele tiempo al gobierno a que se organice y logre manejar ese grupo heterogéneo de ministros; un mes es demasiado pronto para calificar al gobierno.
El primero que ha pedido que su gobierno dé ejemplo de eficacia y transparencia es Petro; mal hacen algunos de sus fanáticos en enojarse porque se le critica; eso lo ha pedido el propio presidente.
La coyuntura internacional prevé un futuro económico muy complicado y una inflación mayor; eso traerá contracción en todos los indicadores menos en el desempleo y en el costo de vida que, desafortunadamente, se incrementarán. Se requiere mucho tino para no caer en las catastróficas medidas tomadas por Argentina que, la tienen totalmente quebrada.
Si a eso le agregamos lo que ha venido anunciando Petro de un fenómeno de la niña muy fuerte, podemos estar en una situación igual de dura a la de la pandemia, para el gobierno Duque.
Hay que tener claro que, si le va mal al gobierno nos va mal a todos. Recuerdo la frase del Maestro Echandía: «Quienes juegan a que se caiga el gobierno, olvidan que los gobiernos se caen encima de uno».
Ñapa: ¿Nos podrá explicar el alcalde Ospina el por qué dejó de girar el dinero para la Fundación Samaritanos que, atiende con manutención a casi 6.000 habitantes de la calle? Hay para ferias y no para los desamparados.