Estamos a una semana de las elecciones para presidente de la República y es recurrente que en diferentes escenarios la pregunta ¿por quién votar? Muchas personas tienen definido por quién votar, otro número se encuentra indeciso. Tristemente hay otro gran número que se abstendrá. En Colombia no se ha podido, en las últimas elecciones, desestimar la abstención y a los presidentes los siguen eligiendo un pequeño grupo que oscila en un 30% del censo electoral.

La campaña que se ha desarrollado más con agravios y desprestigios que con ideas y propuestas claras, sumado a que los debates han sido manejados de manera amarillista sin dar la posibilidad de conocer las propuestas claras y profundas de cada uno de los candidatos. Además, no han faltado las noticias falsas, la propaganda sucia y la desinformación. Las encuestas parecen mostrar una radiografía de lo que sucederá en las urnas y la desconfianza en la registraduría llenan de incertidumbre y confusión a los electores indecisos.

La pregunta ¿Por quién votar? recoge de manera implícita el interrogante ¿usted por quién va a votar? Las encuestas ofrecen un referente. Muchas personas votan por alguno de los candidatos que aparecen punteando en los sondeos. Incluso personas manifiestan el deseo de votar por un candidato, pero el problema es que según las encuestas este no va a ganar, lo que desestima y entristece al elector. Es decir, las personas votan muchas veces no por quién desean, sino por quién cree que va a ganar.

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Es necesario comprender que cada candidato representa una visión de país. Cada uno propone un modelo de sociedad. ¿por quién votar? Pues por quien represente o proponga el modelo de país que usted desea. Colombia tiene unos problemas urgentes como la economía, el proceso de paz, la política internacional, la aplicación de justicia, la educación, el sistema pensional, entre otros, que el próximo presidente debe abordar. El escenario del país en los próximos años no es fácil, independiente de quien asuma la presidencia, pero sí se requiere que quien este sentado en la Casa de Nariño tenga la idoneidad intelectual y moral para afrontar las problemáticas y situaciones que el país atravesará en los próximos años.

Uno no puede votar basado en las encuestas. Uno debe votar por quien considere que tiene la capacidad para dirigir el destino del país hacia ese modelo de sociedad que anhelamos. Independientemente de la orilla política en la que se encuentre creo que el próximo presidente debe trabajar por un proyecto de país que le apueste a vivir con dignidad, en paz y con las posibilidades para desarrollar el tipo de vida que consideremos valioso. Un proyecto de país que erradique la corrupción y la desigualdad social.

Que busque alternativas para construir escenarios de paz y que reconozca la diversidad ambiental, cultural y étnica de cada territorio. Un país que ofrezca seguridad y estabilidad social y política. Un país donde haya posibilidades de trabajo digno y apoyo para los empresarios grandes y pequeños. Un país donde la salud y la educación sean prioridad en especial para las comunidades más vulnerables.

La decisión por quién votar no se puede dejar en manos de encuestas manipuladas por los medios que quieren imponer un proyecto de país a su amaño. Incluso en contra del bienestar de la mayoría de los ciudadanos. La decisión de votar no puede ser influenciada por ningún cantante, artista o deportista de turno, sino que debe ser el resultado de un análisis crítico, serio y riguroso.

No estamos eligiendo sólo un gobernante, sino un proyecto de país, por eso no se puede dejar en manos de una minoría. Un pequeño grupo que en ocasiones solo piensa en sus beneficios no puede determinar el destino de todo un país diverso y multicultural. La elección es una responsabilidad ética, una decisión que no se puede dejar al azar.

Para saber por quién votar se hace necesario informarse con responsabilidad, conocer las propuestas alejado de la bulla de los medios y de los discursos populistas en las plazas públicas. La respuesta a la pregunta por quién votar está en la conciencia y en la memoria para no repetir los errores del pasado y orientar el rumbo hacia un país que clama justicia, dignidad y paz.

La invitación, entonces, es a salir a votar con conciencia. No pensemos en lo que sucederá en segunda vuelta, vote por quien desee con la libertad de ejercer su derecho a soñar con un país mejor.