Votemos por el cambio que Colombia necesita
Después de una campaña desgastante, llena de controversias, videos, escándalos y noticias falsas llegamos al momento más decisivo de este proceso y donde se define quien gobernará durante los próximos cuatro años. Es indudable que la incertidumbre reina en el ambiente. En el corazón y en la mente de cada ciudadano está la misma pregunta ¿Quién irá a ser el presidente? Buscamos en cada encuesta un resultado que nos llene de optimismo y preguntamos a los expertos buscando respuestas que nos tranquilice, para superar el miedo y la incertidumbre.
Durante los últimos días se ha querido alimentar el ambiente con una sensación de inseguridad, inestabilidad donde profetas de la desgracia incendian el país con un discurso de odio, queriendo encontrar culpables y provocar un caos social. Esta estrategia es vieja y conocida, provocar una situación de inestabilidad, para luego culpar a quienes padecen la injusticia de ser victimas de lo que ellos con sus discursos han causado. Indudablemente, la mayoría de los medios de comunicación alimentan esta retorica de miedo y de inseguridad. Nos convierten la expectativa en pesimismo y la esperanza en miedo, esto desestima el impulso. Pero en medio de esta incertidumbre, brota la esperanza y la ilusión de un nuevo amanecer. El cambio ya no tiene reversa y sus discursos mezquinos ya no nos asustan, porque hoy la historia nos convoca a una elección que inicia el proceso de transformación que Colombia necesita.
Nos hemos cansado de vivir en la guerra, no soportamos más el peso del desempleo, de la pobreza y la corrupción. No soportamos que las mismas familias, las mismas élites sigan desfalcando el erario. ¡Hoy es el momento de decir basta! La muerte de niños, niñas, jóvenes es un clamor urgente para que cese la violencia y empecemos un nuevo rumbo. Esta sociedad excluyente, patriarcal racista y segregacionista, que amparado en una doble moral quiere seguir dominando, tiene que encontrar hoy la fuerza de la voluntad popular para detener esta historia de injusticia e inhumanidad.
Hoy con nuestro voto decimos basta de la miseria y de la marginación. Nuestro voto es una voz que al unísono expresa los anhelos de un pueblo multicolor, que quiere vivir sabroso, que quiere apostarle a una política de la vida, donde la paz sea posible. Por eso, es el voto de la esperanza. Con este voto manifestamos categóricamente que queremos una Colombia que sea potencia mundial de la vida. Con nuestro voto por la vida y la paz estamos reconociendo la voz de los territorios, de las comunidades indígenas, afros y campesinos.
Es la voz de los niños, niñas, de los abuelos, de las mujeres que han sido condenadas a trabajos sin el reconocimiento justo. Es la voz de las comunidades LGTBIQ, es la voz de los maestros maestras, de los obreros, de los progresistas, de los médicos, artesanos, carpinteros, mecánicos que buscan en sus oficios la dignidad para educar una familia y poder construir un país soñado al alcance de los niños como decía Garcia Márquez
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Nuestro voto hoy debe ser un voto responsable, para garantizar la institucionalidad democrática que ha sido golpeada por los intereses políticos del Ubérrimo. Nuestro voto debe comprender la fortaleza de la medicina y la educación como derechos fundamentales y no como privilegios de unos pocos. Nuestra elección debe ser tan consciente y espiritual para que nuestro voto sea por ese proyecto que piense en la comunión armoniosa con el entorno como seres en reciprocidad con la Pachamama.
Hoy es un día histórico, es el primero de muchos, donde se inicia la transformación para que este proyecto llamado Colombia se haga fuerte en la voluntad popular como fuente soberana del poder que expresa su deseo de vivir sabroso y ser potencia mundial de la vida.
Votemos por el cambio que Colombia necesita, elijamos hoy el comienzo de un nuevo proyecto que priorice la justicia social, por encima de la economía y la instrumentalización de la vida, votemos por ese proyecto de amor que quiere superar la división y el odio fratricida, votemos para que el día de mañana podamos mirar a los ojos a nuestros hijos e hijas y con la conciencia tranquila decirles que iniciamos un proyecto de paz, justicia, comunión y proximidad, que ellos deben continuar. Hoy es el primer día, el día histórico, donde esperamos que Colombia se transforme.
Hoy vencemos el miedo y vamos a las urnas con la esperanza que no nos pudieron arrebatar, ni asesinar, porque Colombia, su pueblo, su gente conserva en su sangre, el anhelo de un nuevo amanecer, por el cual lucha sin cesar y que hoy en las urnas expresa con esperanza y amor.