Por: GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Reseña de la novela Jaguar de Santiago Wills
En Colombia las condenas históricas son en piedra y cuando se decretan no establecen margen de perdón. Falsas o injustas, verdaderas o crueles si no cuentan con el visto bueno de la opinión pública a la que se las decretaron, no sirven ni para novela.
El país no le perdonó a los paramilitares. Sus crueldades o sus afinidades con la sociedad han preferido dejarlas en los anaqueles de los juzgados. Tampoco han permitido que se haga literatura seria sobre ellas, aunque sí se logró hasta inundar con novelas y telenovelas de los narcos. Eso quizás llevó, por la conjunción final que ante la historia se registró como narcoparamilitarismo, que existan unos personajones despreciados dentro de los paracos que bien merecen una novela así cause asco la descripción de sus crueldades y asesinatos.
Santiago Wills, un profesor de la Universidad de los Andes que se graduó una y otra vez en Escritura Creativa, ha hecho el intento con su novela JAGUAR y no le ha ido mal aunque esté un poco lejos de la consagración. Sobre un ex guerrillero raso que se vuelve paraco a quienes víctimas y lectores, testigos y tradiciones populares confundían con un jaguar, y que el novelista logra convencer al lector que lo era, Wills se ha montado una novelota de pocas páginas pero muy impactante. Le sobran algunas parrafadas de consideraciones ideológicas que ni los personajes ni la tensa historia requieren, pero por encima de esos baches deja satisfecho a cualquier lector.
Por supuesto no faltará quien pretenda decir que la novela es una apología de los seres humanos que ejercieron de paracos aunque si la miran al revés, podrán entender que es una escanografía cruenta de una manera de ser y actuar de casi todos los colombianos que están haciendo las guerras desde cuando federalistas y centralistas comenzaron a principios de la república a matarse como pudieran.
Leerla nos plantea a quienes hemos recorrido sendas paralelas que la preocupación sobre quien cuente estos horrores que nos siguen pasando a diario, ya puede estar solucionada.
Wills toma la bandera de los nuevos escritores que con solo dejar pasar los ojos sobre sus páginas le garantizan al lector que la acuscambada novelística colombiana tiene futuro. Vale la pena leer JAGUAR.