Generalmente cuando acudimos con la mayoría de los médicos para que nos ayuden a aliviar nuestras molestias o dolores, tenemos la idea de salir de la consulta con una receta que cambiaremos en la farmacia y que nos permitirá sentirnos mejor. Muchas veces, no comprendemos cómo actúan las medicinas que nos manda nuestro doctor, a veces nos es complicado incluso pronunciar el nombre de las pastillas, pero confiamos en que la formación académica, clínica y científica, junto al deseo de nuestro bienestar, son características por las cuales la persona con la bata blanca nos recomendó esta medicina en particular.
Al igual que todas las otras enfermedades, los trastornos de salud mental cuentan con un fundamento orgánico, donde las células de nuestro cuerpo no se encuentran trabajando correctamente, especialmente las que se encuentran en nuestro cerebro. Como resultado de este mal funcionamiento, podemos ver emociones, pensamientos y conductas que fácilmente relacionamos con un estado de malestar, o incluso de dolor psíquico.
La profunda tristeza de la depresión, los imparables pensamientos catastróficos de la ansiedad o la insoportable tortura del insomnio, son solo algunos ejemplos de cómo los castigos plasmados en los antiguos relatos de los griegos son una realidad que una gran parte de la población actual vive. Sin embargo, en su gran mayoría de las ocasiones, los problemas de salud mental no se relacionan con una culpa qué pagar, pero sí con una responsabilidad de autocuidado.
A pesar de que este gran sufrimiento ha existido desde tiempos inmemoriales, no fue sino gracias al desarrollo de la ciencia, la tecnología y la neurofarmacología, que a inicios de la década de 1950 nace el primer antidepresivo. De manera posterior comenzaron a descubrirse y sintetizarse una gran cantidad de medicamentos que nos han ayudado a los seres humanos a alcanzar una mayor esperanza de vida con mejor calidad, como los medicamentos para la diabetes, la hipertensión, la epilepsia y los psicofármacos.
Como toda investigación científica, el desarrollo de psicofármacos conlleva una gran inversión de tiempo y protocolos para determinar la efectividad y seguridad, así como una constante monitorización y vigilancia desde ensayos clínicos, hasta llegar a la presentación final de una medicina ampliamente probada y con el mayor riesgo beneficio para los consumidores finales. Es por ello, que todos los psicofármacos cuentan con estrictas evaluaciones para determinar que son verdaderamente seguros.
Específicamente los antidepresivos, un estudio gigante realizado Dragioti y colaboradores en el 2019, y publicado en la prestigiosa revista médica JAMA, revisó 45 metanálisis donde concluyeron que la mayoría de los efectos adversos que se le atribuyen al consumo de estas medicinas no tienen un nivel de evidencia científica convincente, y que por otro lado, resultan ser efectivos y seguros para tratar las condiciones psiquiátricas para las que se encuentran indicados. Una de las más importantes interrogantes es si el consumo de antidepresivos genera adicción, lo cual es totalmente un mito.
Si existen psicofármacos, como las benzodiacepinas, que pueden generar dependencia cuando las personas abusan de ellos, por lo que tomar las medicinas de forma exacta cómo se las receta su médico es tan importante, ya que de esta manera podrá verdaderamente ayudarle, respetando especialmente la dosis y el tiempo de duración del tratamiento. Finalmente, es importante hablar de que muchas personas se alarman porque su médico les recetó un antidepresivo por mucho tiempo, generalmente entre 6 y 18 meses, lo cual es completamente normal; los problemas de salud mental casi siempre los desarrollamos durante años, y si bien no tardaremos el mismo tiempo en arreglarlo, si será necesaria toda una temporada.
Muchos de los efectos adversos que puede experimentar si toma antidepresivos son generalmente leves y tienden a desaparecer si esperamos y seguimos nuestro tratamiento, así que no dude en acercarse con su médico y plantearle todas sus dudas antes de decidir suspender su medicación, al final del día, su médico desea ayudarle y la medicina que le mande, igual que para cualquier otra condición, tiene la finalidad de ayudarle a restablecer su salud y su bienestar, en conjunto con la psicoterapia.