La Lupe con su voz marcó la historia de la época dorada de la salsa, y gracias a ella fue conocida como “The Queen Of Latin Soul”.

La Lupe fue un Enigma, un ataque de nervios. Diva incontrolable y también una de las cantantes más expresivas del género afrocaribeño. Tuvo una voz privilegiada, y lo que más sorprende más allá de las actitudes estrafalarias que la transformaron en leyenda la ternura que imprimió a grandes temas de su cancionero como Puro teatro y Qué te pedí.

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Durante la década del 70 fue eclipsada por “la otra reina” de la música tropical, Celia Cruz. Pero hasta el día de hoy, la discografía de La Lupe perteneciente al imperio de la Fania sorprende con su variedad y elegancia.

“La Lupe era una cosa increíble”. Tenía una de las mejores voces y la habilidad de interpretar cualquier género musical.

Lupe Victoria Yolí Raymond nació en Santiago de Cuba en diciembre de 1936. Albergó desde pequeña la ambición de ser cantante, pero al igual que Celia Cruz, cursó estudios de maestra antes de lanzarse en los clubes nocturnos de La Habana con Los Tropicuba, un trío que integraba junto a su primer esposo.

Ya como solista y antes de emigrar a Estados Unidos en 1962, La Lupe causó sensación en Cuba por dos razones: primero, los obvios atributos de su voz, que brillaba con igual fulgor en tórridos boleros y alegres guarachas. Segundo, por su peculiar costumbre de entrar en una especie de trance sobre el escenario.

“De la noche a la mañana, se transformó en una tormenta de pasión para el público cubano”. “Sobre la tarima, La Lupe se arrancaba la peluca, atacaba al pianista y tiraba sus joyas a la gente. Esa locura era parte de su ritual”.

El cantante y director de orquesta Pete Bonet conoció a La Lupe cuando trabajaba en Nueva York con el grupo del ilustre conguero cubano Mongo Santamaría. “Estábamos tocando en un club de jazz cuando llegó Mongo y me dijo: te voy a presentar a una muchacha que va a cantar con nosotros, para que le enseñes los coros”, recuerda Bonet desde su casa en Puerto Rico. “La Lupe acababa de aprender inglés, pero le enseñé la pronunciación y casi no se le oía el acento cuando cantaba en inglés. Después la descubrió Tito Puente y se la llevó rápidamente para su orquesta”.

La primera colaboración entre Puente y La Lupe, Tito Puente Swings, The Exciting La Lupe Sings, salió al mercado en 1965 con el exitazo Qué te pedí, quizás su canción más famosa. Era una nueva manera de interpretar el bolero, con un romanticismo casi rabioso. La Lupe utilizaría el mismo registro emocional durante el resto de su carrera.

Y los delirios sobre el escenario continuaron. Cuando se separó de Puente y rápidamente lanzó una exitosa carrera como solista, La Lupe contrató a Pete Bonet junto a su director musical, Louie Ramírez, para que la acompañaran en vivo.

“A La Lupe no había quién le dijera nada”, dice Bonet. “Ella sabía lo que estaba haciendo y se dirigía a sí misma. En los conciertos, empezaba a quitarse las cosas, como que le había entrado un espíritu. Siempre se desmayaba sobre el escenario, se tiraba para atrás y nosotros con Louie la agarrábamos justo a tiempo para que no se golpeara. Una vez, en un teatro, no llegamos a tiempo y Lupe se reventó en el piso. Nos insultó, pero nosotros tratamos de explicarle: ‘Mira, Lupe, es que lo hiciste fuera de tiempo’”.

Locuras o no, la época entre el final de la década del 60 y principio del 70 fue la cúspide comercial de la cantante, cuando se dio a conocer como “The Queen Of Latin Soul” con discos clásicos y ganancias millonarias, gracias a canciones como La tirana, Puro teatro y su versión en inglés de Fever.

“A La Lupe la ayudó mucho esa época, la época de los Beatles”. Como parte de la nueva ola, ese momento trajo una influencia americana a nuestra música, que se hizo escuchar en el Boogaloo.

Lamentablemente, La Lupe no supo aprovechar su éxito. Un segundo matrimonio fallido, su involucramiento en la santería y la pésima administración de su fortuna la dejaron en la bancarrota. A fines de la década del 80, se convirtió al cristianismo y grabó discos de música religiosa. Falleció en el Bronx, Nueva York, de un ataque al corazón en 1992. Tenía 56 años.

“Yo pienso que era como una estrella fugaz”, dice Pete Bonet, la tristeza palpable en su voz. “De la misma manera que subió, bajó. Era una persona tan inteligente, pero ni ella misma comprendía quién era La Lupe”.

“La Lupe murió predicando, y era muy feliz haciendo eso”.

“Sufrió mucho, pero no murió con esa penuria. Que la gente no tenga dudas: La Lupe murió feliz”.

  • Entre famosos admiradores se cuentan el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante y el director de cine español Pedro Almodóvar, que incluyó en la banda sonora de sus películas algunas interpretaciones suyas («Puro teatro» de Tite Curet Alonso, por ejemplo, suena en Mujeres al borde de un ataque de nervios). De hecho, en España La Lupe es comúnmente asociada con el director manchego. El tema Qué te pedí aparece también al inicio de la película Nada (2001) del director cubano Juan Carlos Cremata.

En 2002, la ciudad de Nueva York bautizó como «La Lupe Way» la antigua calle East 140 del Bronx, en memoria suya.