Hace unos meses en medio del foro gastronómico Alimentarte en la ciudad de barranquilla, nos hicieron una pregunta que me dejó pensativa.
Primero preguntaron por los chefs o cocineros colombianos que conocíamos. De todos lados del salón salían la voces diciendo: Sasson, Rush, Warren, Pinzón, Barrientos, Moreno, la lista era interminable, de cada ciudad nombraban 3 o 4 exponentes de la cocina.
Luego pidieron que nombráramos 5 cocineras colombianas. El salón se quedó en silencio. El moderador sonreía al escuchar la única respuesta: Leo Espinosa, Leo Espinosa y Leo Espinosa. Impresionante. Hasta buscarlas en Google es complicado. No se habla mucho de sus logros, y si se conocen, es solo entre la gente del sector, no entre el ciudadano común
Cada vez que leo las biografías de chefs reconocidos, en su mayoría han sido influenciados por la cocina de sus madres, abuelas o tías. Entonces, ¿En qué momento perdimos el protagonismo como cocineras, como proveedoras de esa felicidad en la mesa?
Las razones pueden ser muchas. Anteriormente nuestras abuelas se dedicaban a la cocina porque no tenían opción. El hombre traía a casa el sustento y ellas eran las encargadas de alimentar a la familia. Muchas lo hacían porque les tocaba y otras porque simplemente amaban la cocina, ser el centro de atención en la mesa y recibir elogios.
El sinsabor que me queda es: ¿Qué va a recordar mi hija cuando sea grande de mi cocina? ¿Qué sabores se le vendrán a la cabeza cuando piense en mí? El llamado es a meternos así sea un día en ese espacio llamado cocina que a veces solo usamos para calentar comida comprada o hacer algunos sánduches. Dejémosle un recuerdo lindo, tratemos de imitar las recetas de nuestras abuelas, que aunque no nos quede igual, al menos nuestros hijos ven el intento y la alegría de crear algo desde cero. Nuestras
ocupaciones nos quitan demasiado tiempo, pero sería bueno tomar la cocina como una terapia, volver a ese espacio donde podemos ser y hacer. No verlo como nos han hecho creer, que la cocina es una esclavitud, hacerlo porque nos nace y porque esos momentos cuando das a probar algo cocinado por ti a los tuyos, no tiene precio.
La tarea que nos queda es visibilizar a estas mujeres que están trabajando a la par de los hombres, que son curiosas, creativas, que portan y conservan nuestras tradiciones, tenemos muchas mujeres valiosas como Marcela Arango, Luz Dary Cogollo, María Camila García, Claudia Ealo, Jenifer Rodriguez, Stephanie Bonnin, María Barriga, Natalia Vila, búsquenlas en redes, sigan de cerca sus proyectos, para cuando nos pregunten por nuestras cocineras, tengamos mucho que decir.