SUYEN CORTEZ

En mis 26 años de carrera televisiva como profesional de la información en Nicaragua,  he sido testigo y protagonista activa de los drásticos cambios que ha sufrido la comunicación social en el transcurso de los años en Latinoamerica. Los cambios son buenos, el mundo avanza, la tecnología se perfecciona, debemos ir al mismo ritmo si queremos estar vigentes.

Los dueños de medios, productores, editores, jefes de redacción, se debaten entre brindar contenido que construya, edifique y promueva valores vrs. generar audiencia «a costa de lo que sea» y ésta última frase ha inclinado la balanza a un periodismo amarillista, sensacionalista, sexualista y polémico porque definitivamente eso vende.

Para la mayoría de la población latinoamericana resulta más llamativo ver las fotos reveladoras de una famosa desnuda que conocer los precios de la canasta básica, quizás porque lo primero le hará olvidarse de la crisis económica que vive. El ENTRETENIMIENTO  ya sea como segmento televisivo, radial o columna de medios escritos digitales,  tiene un rating cada vez más fuerte.

Anuncio

Y en esa meta constante por captar público los medios de comunicación tradicionales  se alejan cada vez más del concepto de educar, orientar  e informar por el de entretener y ganar más audiencia sustituyendo material de contenido por el ya conocido «material basura,» que tomó fuerza al digitalizarse los portales informativos en todo el mundo.

Las redes que hacen famoso a cualquiera, que por una u otra  tonteria se hicieron virales y en un día ganando miles de seguidores sin haber aportado nada que eduque, oriente, fortalezca los valores morales y éticos  o que informe. Mañana ese desconocido que se hizo viral sorpresivamente será llamado figura publica y aunque parezca ilógico se presentará como INFLUENCER.

En este mundo de locos deberíamos sentarnos un instante y pensar qué estamos haciendo, somos generadores de pensamiento y de opinión o simplemente voceros del «contenido basura» de las redes y sus protagonistas.

En mis tiempos de juventud, los medios de comunicación solían tener un filtro estricto de calidad sobre lo que se podía o no publicar y quienes llenaban los requisitos académicos, morales e intelectuales para optar a un puesto en medios de comunicación. Si bien es cierto que la apariencia física siempre juega un papel importante, la base para quedarte o no era tu CAPACIDAD Y TALENTO.

En la actualidad conscientes de que el morbo que algunas veces raya en la vulgaridad «vende»,  basta un par de senos grandes aunque neuronas en cero, para lograr una contratación. Pero una vez contratada ¿cómo harán para mantenerse, cuando se cansen de verte una y otra vez?, tienes dos opciones, o involucrarte intimamante con el jefe o empezar a parir ideas que realmente justifiquen tu contratación.

La carencia de calidad es evidente y el exceso de superficialidad también pero si eso es lo que satisface a la audiencia o a los cibernautas, aunque no sea productivo, instructivo o genere un cambio de opinión se va a institucionalizar como el nuevo modelo de hacer comunicación en esta Era digital.