El medio político-académico se ha convertido en un espacio mediático, en el que prima mi “sesgo” sobre el de los demás. En otras palabras, una “batalla cultural”.

Existe una incomprensión de la realidad en el concepto de “batalla cultural”, un simplismo que puede afectar las “buenas intenciones” detrás de esta iniciativa. Si bien las ideas ,establecidas a través de la cultura, han configurado el mundo contemporáneo que habitamos. Muy poco nos hemos cuestionado el “qué” hizo que estas teorías fueran aceptadas. Y la razón de nuestra poca (o nula) reflexión sobre ello se encuentra en lo intangible de su respuesta.

¿Cómo hacer visible el sufrimiento humano en una sociedad indiferente, tribal y ajena a la crisis de sentido del otro? ¿Cómo hacer ver de una vez por todas al intelectual y a sus seguidores que un espíritu sufriente se abandona en las ideas del mejor postor? (Aunque todas las opciones que se le presenten se alejen de la verdad).

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Viktor Frankl en su libro “El hombre en busca del sentido último” afirmó: “(…) la desesperación es el sufrimiento sin sentido”. Y según este autor, el sentido puede encontrarse en nuestra entrega a aquella causa que consideramos superior (valores creativos). Pero ¿qué sucede con el ser que padece y cree haber encontrado el sentido en un colectivo o teoría destructiva que sólo socava su identidad? Ejemplifiquémoslo mejor, ¿acaso no es la desesperación ante la incertidumbre lo que motiva a pobres aceptar una alternativa política o el dolor de una infancia destruida por el abuso lo que motiva a una joven militar la causa feminista?

Queremos proteger a “nuestras familias”, pero olvidamos que aquellos que “amenazan” lo que valoramos ya fueron perjudicados y el dolor de sus heridas se evidencia en la desesperación y la violencia de su discurso o actuar. Es más, ¿qué nos hace pensar que el sufrimiento es una cuestión unilateral y que el vacío identitario se puede circunscribir a la “antagonizada” nueva izquierda?

Lo cierto es que no podremos aspirar un cambio trascendente si en “manifiestos” se nos pide estar armados con ideologías en lugar de estar dotados con auténtica caridad. En vano serán los “avances políticos” si no acercamos la verdad a través de la escucha activa y el amor.