Por: Fabio Larrahondo Viafara
Encapuchados echaron de la Universidad Distrital de Pereira al precandidato Sergio Fajardo, quien, paradójicamente, a lo largo de su vida ha trabajado e impulsado a la educación, y este hecho me trajo a la memoria aquellos debates en “Bajos de Ciencias – Cafetería” en la Universidad del Valle de los 80, una etapa palpitante en la historia de Colombia.
“Debates Bajos de Ciencias Hoy”, era el grito del voz a voz, la convocatoria funcionaba, pues su eco iba por todas las facultades y rincones de Univalle en su campus de Meléndez, al extremo sur de Cali.
Eran debates en los que se permitía la controversia de pensamientos políticos y corrientes filosóficas, de ello no me dejan mentir Taseche, “La puntilla”, Oscar Campo (hoy consagrado director de cine y profesor), William González, director audiovisual internacional y, en general, una camada de librepensadores cuyos nombres se me pierden en el acervo de recuerdos inconclusos.
Lo que sí recuerdo muy bien es que había respeto por el pensamiento de los demás, por contrario que parecieran sus planteamientos a los de la mayoría. Y el ágora llegaba a acuerdos que se cumplían al pie de la letra… Y no olvidemos que en esos tiempos soplaban por estos lares muchas corrientes del pensamiento, incluyendo los extremos supra-radicales.
Los debates eran tan intensos que en muchas oportunidades se convirtieron en trabajos académicos que terminaban por sorprender a profesores y cautivaban a la clase al momento de exponerlos. Muchos quedaron registrados “conferencias” que se hacían circular o se indicaban dónde se podían comprar.
Y agreguen algo fundamental: cuando terminaban los debates en “Bajos de Ciencias” los contrarios no se convertían en enemigos. Era común encontrarse en los pasillos y saludarse con camaradería, sin rabia.
Se comprendía que el unanismo no era, ni nunca será un símbolo de libertad, menos de democracia. El debate estaba garantizado, sin negar que había líneas de pensamiento que, por lo general, tenían los aplausos casi asegurados, sin que ello significara renunciar a escuchar a los contrarios.
Lo vivido en la Universidad Distrital de Pereira es la negación de uno de los principios de las universidades: la circulación de diversos pensamientos. No olvidemos que desde sus primeros albores las universidades contaban con cuatro frentes de acción o facultades, como son Artes Liberales (Letras), Decretos (Derecho), Teología y Medicina. Obsérvese que las tres primeras están encaminadas al mundo de las ideas, mientras que la medicina está atravesada por las tres que le anteceden en este orden.
Bajo estas perspectivas es muy peligroso, decadente y retrogrado cerrar las puertas de las universidades a corrientes de ideas contrarias, pues con ello se está negando uno de los principios básicos de la universidad y que responde a lo que se denomina libre autonomía.
Me ilusiona que diversos precandidatos y candidatos hayan salido a rechazar la expulsión de Fajardo de la mencionada universidad. Hasta Gustavo Petro dejó oír y leer su posición contraria a lo ocurrido, al igual que Enrique Peñalosa, Alejandro Gaviria, Ingrid Betancourt, Humberto de La Calle, Oscar Iván Zuluaga, Germán Vargas Lleras, Rodolfo Hernández y otros más.
Así las cosas, los encapuchados de la Distrital quedaron aislados por su acción, pues no tuvieron el respaldo que alguna vez soñaron sin tener en cuenta que la universidad, independiente de su nombre, es un nido de ideas circulantes y de puertas abiertas a más ideas.
En esta oportunidad los encapuchados no opacaron las ideas de Sergio Fajardo, sino que demostraron que son amantes del unanismo y que no les gusta la democracia. falavi2005@yahoo.com