Para ciudadanos que vivan en otro país algunas decisiones que se toman en Colombia les parecerán más que extrañas y hasta “traídas de los cabellos”, mientras a la mayoría de los propios colombianos apenas sí les llaman la atención o terminan siendo “común y corriente” o “parte del paisaje”…

Miremos algunas recientes: La Corte Constitucional le dio vía libre al aborto, lo mismo que al llamado suicidio asistido, pero al mismo tiempo prohibió la pesca deportiva, por estimarla contraria a la vida y a la naturaleza como ser viviente.

Para los que no están muy al tanto basta con recordarles que la pesca deportiva a mar abierto, por ejemplo, viene de tiempos inmemoriales y hasta ha dado a bellos libros como “El viejo y el mar”, del galardonado Ernest Hemingway, donde se libra una interesante batalla con un marlín.

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Claro que el libro no es sobre la pesca, pero sí es el más recordado de su autoría, sin desconocer que el gran Hemingway también dejó libros de tan alta factura y palmarés como “Adiós a las armas” (1929) y “Por quién doblan las campanas” (1940).

“El viejo y el mar”, que vio la luz en 1952, es un relato de vida intrínseca, donde el protagonista cual Ulises debe enfrentar obstáculos que van desde sus propias débiles fuerzas, hasta el reducido tamaño de la embarcación frente al gran pez, pasando por todo aquello que intento resumir en nuestras cargas mentales y legados de la sociedad.

Dejemos a Hemingway, que, bajo la legislación actual colombiana, no hubiera podido escribir “El viejo y el mar”, so pena de ser multado ante las prohibiciones vigentes. Ni siquiera hubiera podido pescar en aquellos escenarios montados para tal en las afueras de ciudades o en los caminos a los pueblos, donde mantienen cachamas, mojarras, tilapias o tucunarés semiambrientos para que caigan fácil en los anzuelos de quienes pagan para estar allí.

Mientras esta prohibición se abre paso, los colombianos continuamos siendo sorprendidos por la incursión de sicarios, incluyendo aquellos que llegaron en motos náuticas a la Isla del Rosario y asesinaron al fiscal antimafia del Paraguay, Marcelo Pecci, en plena luna de miel, en un descanso de lucha contra el crimen transnacional. Estaba íngrimo con su felicidad, ni un guardaespalda.

Y así, para la gran mayoría, todo esto es “común y corriente” o “parte del paisaje”, al tiempo que el país se sigue sumiendo en una campaña por la Presidencia de la República donde han abundado los chismes, las ofensas y hasta los términos bajo, al tiempo que escasean las propuestas y las iniciativas hacia un país mejor. @Falavi2005