Sucedió a eso de a una de la tarde cuando varios ciudadanos hacíamos cola ante una farmacia de la Avenida Tercera norte en Cali:

– Acto 1: una señora, de mediana edad, llegó rengueando de su pierna derecha, casi no podía caminar. Pidió a los primeros de la fila que le dieran prelación, solicitud que aceptaron. Estaba casi postrada.

– Acto 2: ingresó, ante su renguera le cedieron silla. Al poco rato comenzó a protestar “porque el servicio estaba demorado”. Alguien le recordó que ella acababa de ingresar, ante lo cual se calmó. A eso de 20 minutos la atendieron, le recibieron la fórmula y 5 minutos después la despacharon.

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– Acto 3: se produjo un milagro, porque la señora salió caminando bastante bien, de prisa y con una sonrisa maliciosa. Se sanó antes de haber consumido medicamento alguno.

La siguiente historia ocurrió, precisamente, en la estación del MIO en la Avenida 3 Norte con 44, el sábado 23 de abril:

– Muy orondo se colió un joven que portaba cachucha Nike, maletín Totto, camiseta con el cocodrilo aquel y tenis (zapatillas como les dicen ahora) Adidas… Miró a los presentes como diciendo “¿y qué, pues…?” … (Como lo dije en Twitter o ya es amigo de la ilegalidad o las marquillas eran falsas).

Y qué tal está:

– Años atrás, en un restaurante de la calle 12 con carrera 5, centro de Cali: una mujer ingresó en silla de ruedas. Pidió un almuerzo y recomendó a la dependiente que le sirviera bastante sopa… Al final pagó el almuerzo… miró hacia todos lados…se paró y caminó hacia el baño… Regresó y volvió a salir en silla de ruedas a seguir implorando la caridad pública…. (Recuerdo haber titulado este hecho “La sopa milagrosa”).

Estas tres historias las traigo al presente con el propósito de llamar la atención sobre el culto a la ilegalidad en nuestra amada Colombia, pues esta no solo consiste en la corrupción que desfalca el horario, sino también en hechos propios de la vida cotidiana, donde los “vivos bobos” suelen actuar con frecuencia.

Seguramente a usted le habrá tocado presenciar más de un caso como estos o peores…y luego escuchar a los mismos actores protestando contra la corrupción y la ilegalidad, tal como lo hacen aquellos que reclaman por el aseo, al tiempo que pagan carretillero para que bote sus escombros sabiendo que los arrojará en una zona verde tres cuadras más adelante.

En definitiva, la ilegalidad hay que combatirla desde nuestras propias acciones, porque de lo contrario se nos volverá motivo de risa aquellos que piden en las calles y rechazan hasta las monedas de $200…. @falavi2005