La resiliencia de la comunidad caleña brilla en momentos difíciles, como lo demostraron recientemente en dos notables ocasiones. Primero, cuando una avioneta chocó en la carrera 8 con calle 26, los ciudadanos reaccionaron de inmediato, utilizando extintores para apagar las llamas.

En segundo lugar, el valiente trabajo conjunto de los guardabosques del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma), la comunidad y los bomberos durante los incendios forestales.

En el incendio ocurrido el 2 de octubre en el área de Pilas del Cabuyal, los guardabosques del Dagma, con el apoyo de la comunidad, establecieron una línea de control de incendios, conocida como barreras cortafuegos, incluso en pendientes de más de 70 grados de inclinación. Esta labor, complementaria a la de los bomberos, actuó como una barrera efectiva para contener el avance de los incendios forestales y prevenir su propagación descontrolada, según explicó Óscar Villani, subdirector de Ecosistemas del Dagma.

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Es relevante destacar que los guardabosques estuvieron listos para prestar su apoyo desde el mismo momento en que los bomberos comenzaron a enfrentar las llamas al mediodía. Trabajaron arduamente, guadañando y abriendo líneas de control de incendio, hasta altas horas de la noche, enfrentando terrenos difíciles y lidiando con el calor y el agotamiento causados por las llamas.

En la mañana del martes, los equipos de Ecosistemas, Fauna y Vivero del Dagma realizaron una inspección adicional en la zona del incendio para evaluar los daños. Aunque aún falta una medición precisa con un dron, se estima que las áreas afectadas abarcan aproximadamente 60 hectáreas, incluyendo arbustos altos, herbáceas, pajonales, árboles de guayabo y cañaduzales. Afortunadamente, las quebradas en los cañones lograron escapar del alcance de las llamas, preservando así este valioso ecosistema.