—Hola… holaaaa, ¿me escuchas?

—¿Quién habla?

—Acércate, ven, estoy aquí.

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—Pero ¿quién habla? ¡No…, no…, no puede ser! ¿Quién eres tú?

—Siempre he estado aquí, ¿acaso no me recuerdas?

—Escúchame atentamente, no sé que haces ahí metida, no sé quién eres. Y tampoco tengo claro, querer hablar contigo.

—Acomódate y charlemos un rato, pero no salgas del ángulo de visión.

—Yo no tengo ganas de hablar, ¿como te lo explico? Hoy tengo un mal día. Además, aquí estoy cómoda, no me hagas mover ahora.

—Solo te pido un momento por favor.

—Vaaaaale, ¿aquí estoy bien?

—Sí, perfecto. Comencemos pues. 8 de noviembre de 1965, ¿te dice algo?

—Yo nací en esa fecha, así lo indican mis documentos. ¿ Y que tiene eso que ver?

—Ten paciencia, lo entenderás enseguida.

—Ja,ja,ja, ¿paciencia dices?, es una de mis muchas carencias, además de impaciente, me caracterizo por ser impertinente y buena hacedora de mala leche, así que vamos, sigue.

—Ciertamente, esas carencias y las actitudes actuales a las que te refieres, son las que te están llevando al abismo.

—Eres una listilla, pero eres graciosa, me caes bien, vamos…, dime…, no te entretengas, tengo prisa. «¡Abismo dice! ¡qué sabrá esta de abismo!»

—Cierra los ojos por un momento.

—¿Ahora que te pasa?, ¡uf!, ¿y tengo que cerrar los ojos? Pues no lo entiendo… Vale, ya los cierro, pero no me marees más, que te he dicho que tengo cosas que hacer y tengo prisa.

—¿Puedes respirar mientras lo haces?

—¿A ti qué te parece?, si no respiro me muero, vaya tonterías dices.

—Bien, coge aire lento y profundo y suéltalo muuuuy lentamente, hazlo cinco veces y cuando termines repite la palabra “Calma”. Ahora abre los ojos y obsérvate. Mira tus manos, ya no tiemblan, tus ojos brillan y tu corazón late suave. Y además ¿estás hablando conmigo, o acaso hablas contigo?

—¿Qué…?, ¿qué…?, ¿qué me has hecho?

—Nada, todo lo has hecho tú. Mírate a los ojos ¿A quién ves en el espejo?

—Mmm, no sé…, soy yo, pero distinta. Soy yo y tú… ¡No entiendo nada!

—Yo soy, tu yo del futuro, la que serás a partir de hoy, en cuanto observes atenta al espejo cada día. En cuanto aprendas a mirar hacia adentro, hoy has dado el primer paso, sigue así y siempre estaré a tu lado. Juntas emprendernos a partir de hoy el camino de tu vida, el que te llevará a conseguir la paz interior que siempre buscaste, tus miedos no te han dejado verme hasta hoy, pero ya estamos juntas, ahora hablemos a diario y dite lo maravillosa que eres y lo maravillosa que es la vida. ¡Tenemos tanto que agradecer!

—No sé bien que decir… Nunca hubiese imaginado que manteniendo una conversación conmigo misma, «suena a locos» iba a encontrar el camino hacia mi sanación.