En las montañas de Coloradas, una región de Sevilla marcada por la presencia histórica de grupos guerrilleros, la vida de Mario García dio un giro inesperado gracias a un programa educativo impulsado por la Gobernación del Valle del Cauca. En 2019, Mario obtuvo el mejor puntaje en las Pruebas Saber de su colegio, lo que le valió ser seleccionado en el programa “Los Más Porras del Valle”. Hoy, cinco años después, se ha convertido en Licenciado en Educación Física y Deportes de la Universidad del Valle.

El pasado 6 de diciembre, Mario celebró su graduación, pero la historia no termina ahí. Durante una reunión con la gobernadora Dilian Francisca Toro, quien lideró la iniciativa durante su primera administración, Mario entregó una emotiva carta de agradecimiento. En el encuentro, la mandataria anunció una oportunidad laboral para el joven: “Cuente con nosotros. Prepare su hoja de vida, porque este 2025 queremos que empiece a transformar la vida de los niños y niñas del Valle del Cauca”, aseguró Toro.

El programa “Los Más Porras del Valle” permitió a 245 estudiantes de escasos recursos acceder a la educación superior durante la primera gestión de la gobernadora. Hoy, esa apuesta educativa cobra vida en historias como la de Mario, quien expresó en su carta el impacto de esta oportunidad en su vida.

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Un sueño cumplido y una nueva meta

En su mensaje, titulado «El poder y sus oportunidades para un sueño en desarrollo», Mario recordó cómo su realidad cambió:

«Hace unos días cumplí un sueño que, tiempo atrás, parecía inalcanzable: un campesino de una zona guerrillera estudiando una carrera profesional. Este logro fue posible gracias al programa ‘Los Más Porras del Valle’. Hoy puedo decir con orgullo que soy licenciado en Educación Física y Deportes. Usted, doctora Dilian Francisca Toro, es la principal responsable de que este sueño y el de muchos otros jóvenes se haya hecho realidad».

Ahora, Mario tiene un nuevo propósito: inspirar a las generaciones venideras. En su carta, se comprometió a ser un referente para los jóvenes campesinos afectados por la violencia, mostrando que, con acceso a la educación, los sueños pueden materializarse.

Con humildad, cerró su mensaje expresando su gratitud:

«Sé que no soy nadie importante, pero quiero que sepa que ser un gran profesional que impacte vidas es mi manera de agradecerle por esta gloriosa oportunidad. Gracias por darme el privilegio de seguir soñando y construyendo un mejor futuro para mi comunidad».

Historias como la de Mario reflejan el impacto que los programas educativos pueden tener en las zonas más vulnerables, dejando claro que la educación sigue siendo la herramienta más poderosa para transformar vidas y comunidades.