La Fundación Teatral Madretierra, ubicada en el barrio Olímpico de Palmira, Valle del Cauca, ha apostado al teatro como una herramienta de transformación cultural y social. Esta institución, que surgió en 2009, fue el resultado de una experiencia frustrante de su fundador y director artístico, Edgar Hernán Moreno Rojas, quien en ese momento buscaba un espacio para presentar una temporada teatral.
Moreno, junto a su grupo de artistas itinerantes, había acordado alquilar la Casa de Cultura de Palmira para su espectáculo, pero al llegar al lugar se encontraron con que el espacio había sido asignado para otro evento por el alcalde de turno. En ese momento, la indignación los impulsó a tomar una decisión crucial: crear un nuevo espacio teatral. Así nació la Fundación Teatral Madretierra, que, tras dos años de trabajo, abrió sus puertas en 2011 en un modesto callejón del barrio Olímpico.
Desde sus primeros días, el teatro ha sido un centro de integración y transformación comunitaria. En su inauguración, el espacio no estaba completamente terminado, pero la comunidad local lo acogió con entusiasmo, donando sillas, equipos de sonido y otros recursos. A lo largo de los años, el teatro ha crecido gracias al apoyo del Programa Nacional de Salas Concertadas del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, lo que ha permitido la ampliación y adecuación de las instalaciones.
Hoy, la Fundación cuenta con tres pisos. En la planta baja, se encuentra un zaguán, mientras que el segundo piso alberga una sala para cincuenta espectadores. El tercer piso, que es un espacio multifuncional, sirve como taller de construcción de marionetas, pequeña sala para monólogos y stand-ups, oficina y bar.
Gracias a su participación en el Programa Nacional de Salas Concertadas, el teatro ha podido realizar alrededor de 120 funciones anuales, incluidas dos temporadas principales dirigidas por Moreno. Además, ha sido sede de festivales como Monologando y el Festival Internacional de Marionetas, y ha recibido compañías de países como Turquía, España, Cuba, México y Brasil.
Uno de los pilares de la Fundación Teatral Madretierra es la democratización del teatro. Ofrecen funciones de acceso libre o entradas asequibles, con precios que no superan los $10,000 pesos, lo que ha permitido acercar el arte a un público diverso. Además, la Fundación lleva el teatro a comunidades que no tienen acceso a espacios culturales, mediante iniciativas como el teatrino móvil, que recorre áreas rurales, y la “excursión teatraula”, un programa de funciones teatrales y formación en escuelas.
El impacto de la Fundación no se limita a la oferta cultural. Su trabajo también ha sido clave en el cambio del barrio Olímpico, antes marcado por la violencia y la inseguridad. Hoy, este espacio es testigo de la transformación que la cultura y el arte pueden generar en la convivencia y la paz. «La necesidad de que los jóvenes, niños y adultos tengan una válvula de escape para nutrir el alma es inmensa. No nos hemos dado cuenta de que en espacios como estos es donde realmente se construye la paz», concluye Edgar Moreno.
La Fundación Teatral Madretierra es, por lo tanto, un ejemplo de cómo la cultura puede ser un motor de cambio social y un medio eficaz para la construcción de paz en Colombia.