Un año para Julio Cortázar

Por: Mariela Díaz Romero

La editorial Alfaguara celebrará en 2024, 110 años del natalicio del escritor argentino, que nació un 26 de agosto de 1914, y además 40 años de su muerte, que acaeció el 12 de febrero de 1984. Lo hará con la reedición de sus Cuentos Completos, en dos volúmenes, con prólogo de Mario Vargas Llosa.

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Como muchos saben, “Rayuela” es la obra cumbre del escritor argentino nacido en Bélgica, pero que regresó a la ciudad de sus padres, Buenos Aires, a los cuatro años de edad.

Es cierto que no es una novela fácil de leer. La escribió en París, ciudad en la que Cortázar vivió buena parte de su vida, y fue publicada por primera vez en 1963. La crítica considera que se trata de un libro “único, abierto a múltiples lecturas”, y realmente es así porque existen diversas formas de leer a “Rayuela”.
Una de ellas es siguiendo el orden de cada capítulo dispuesto en el libro, uno tras otro.

La forma cortazariana es la de seguir la lectura según una disposición que dejó especificada el autor, y no sigue una forma lógica sino secreta.

Al leerla de esa forma, se podrá encontrar que algunos capítulos no llevan signos de puntuación o cada uno es una narración en sí misma, como relatos cortos que tienen en común a los personajes principales de la novela y su relación que transcurre en las calles y en lugares especiales de la ciudad luz.

“Rayuela”, en referencia al juego infantil que se dibuja en el suelo, es así un camino lúdico que se atiene más al contenido que a la forma, a la invención que a la lógica del relato. Es entonces sin duda una novela única, diferente, que rompió los cánones tradicionales.

Además de esta novela, Cortázar es conocido por haber escrito muchos libros de cuentos y narraciones cortas. Algunos de los más conocidos son “Bestiario” (1951), “Las armas secretas” (1959), “Historias de cronopios y famas” (1962), “La vuelta al día en ochenta mundos” (1967), “82. Modelo para armar” (1968), “Último round” (1968), “Octaedro” (1974), “Alguien que anda por ahí” (1977).

Su vida estuvo marcada por el tránsito entre Europa y América, ya que regresó con sus padres a Argentina siendo un niño pero luego regresó a Francia, como adulto. Específicamente en 1951. Murió en París, de una leucemia, a la edad de 69 años.

Además de ser escritor, Cortázar fue traductor y profesor. En París trabajó como traductor de inglés y francés para la Unesco. A pesar de que salió de Argentina por ser opositor al gobierno de Perón, en muchas ocasiones donó los derechos de autor de sus libros como apoyo a presos políticos, e incluso apoyó al gobierno de Salvador Allende. En 1981, rechaza la nacionalidad argentina en protesta a la dictadura militar de ese país y optó por nacionalizarse francés.

Las lecciones que impartió el escritor en la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos, en 1980, se reúnen en el libro “Julio Cortázar. Clases de literatura”. Se trató de una serie de charlas, antes que clases magistrales, en las que el autor de “El libro de Manuel” no solo conversaba sobre letras sino también acerca de su experiencia como escritor y la génesis de su obra.

Carles Álvarez fue quien recopiló el contenido de ese libro a partir de 13 horas de grabación, en las que el lector conocerá no solo a un conferenciante sino sobre todo a un autor que fue un lector voraz, se dice que había leído más de 10.000 libros, había escuchado más de 6.000 discos y además era asiduo visitante de exposiciones de arte.

Por lo que Cortázar era un hombre sumamente culto, que en estas lecciones aborda una gran diversidad de temas, como el cuento fantástico, el humor, el erotismo, la imaginación, a través de ejemplos y lecturas universales.
Un cronopio mayor que dibujó el mundo a modo de Rayuela.