Cuando se empezó a emitir a través de la plataforma Netflix la serie Bolívar, producida por Caracol Televisión, con guión de Juana Uribe, María Clara Torres, Ricardo Aponte y Leonor Sardi; con la dirección de Luis A. Restrepo, Andrés Beltrán y Jaime Rayo, la directora de la Academia de Historia de Venezuela, Inés Quintero expresó que se trataba de un relato de ficción, más no de un relato apegado a la historia.

Creo que quienes decidieron crear esta serie inspirada en un personaje real no estaban pensando en la opinión de la directora de la Academia Venezolana de la Historia, sino en crear un drama de tintes históricos que pudiera dar vida a un hombre sensible que fue el protagonista de un periodo fundamental de la historia de Venezuela y Colombia, por decir lo menos.

Como espectadora voraz de esta serie de Caracol Televisión nunca esperé que resucitarán a Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco. De las caricaturas de este personaje estoy hasta el moño, y también de quienes han pretendido vender la idea de que este o aquel “sí” es Bolívar.

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Imaginar al hombre detrás del mito, re-crear a un Bolívar en la mímesis de dos actorazos como José Ramón Barreto y Luis Gerónimo Abreu fue un acierto para el espectador que no está buscando un bostezo historiográfico, sino justamente eso: una visión fresca y nueva que reavive la emoción de querer saber sobre este personaje.

Creo que ninguna personalidad histórica ha sido más caricaturizada que el pobre Simón Bolívar, cuyo legado ha sido uno de los más tergiversados y peor interpretados en la historia reciente de Venezuela.

Todo cuando nos llega a los espectadores simples, vulgares y corrientes de Bolívar nos llega manipulado o roto, así que poder imaginarlo con el ímpetu, la sagacidad, la inteligencia, la tenacidad que le imprimió Abreu en su interpretación es, sin duda, una vía libre para acercarse con respeto a su memoria.
Tampoco esperé que la serie me devolviera las páginas de Venezuela Heroica calcadas en cada fotografía.

Me gustó y me deleité con una superproducción cuidadísima en muchos espacios y paisajes colombianos. Desde Cartagena hasta Villa de Leyva, Monguí, Cali, Popayán, Tunja o el Parque de los Nevados fueron escenarios idóneos para ambientar aquellos años de la Colonia, más satanizados que comprendidos a cabalidad. La producción también se desplazó hasta Toledo para rememorar aquel tiempo que Bolívar estuvo en España, asimismo se escenificaron batallas en la frontera colombo-venezolana.

Una de las actuaciones que más célebre fue la de Shany Nadan como Manuela Sáenz adulta.
Nadan fue una actriz que pude conocer en su interpretación de la llamada Libertadora del Libertador, a quien se le hizo justicia al ser llevada a la pantalla chica por una ecuatoriana como ella.

Aunque el talento no tiene nada que ver con el gentilicio, no obstante para Nada significó un reto dar vida a ese personaje tan polémico, que se supo imponer más que por su belleza física por la riqueza de su personalidad, su arrojo y su determinación.

Nadie está esperando que resucite La Historia en una serie de Netflix, pero sí agradezco que esas súper producciones para la pantalla chica me devuelvan la ilusión por conocer más y mejor de nuestro pasado.