Se acerca el fin del año y con él hacemos el repaso de las metas alcanzadas y de aquellas que aún quedan pendientes.
Una de las actividades que he realizado durante este año, de forma ininterrumpida, ha sido coordinar el Club de Lectura de la asociación de periodistas venezolanos en España, Venezuelan Press.

Hace dos años no conocía de qué iba un club de lectura pero inicié este camino participando en el que organiza la Biblioteca Pedro de Lorenzo, de Soto del Real, en la Comunidad de Madrid. Su dinámica es bastante sencilla, cada mes recibimos un libro sorpresa (no participamos en su elección) y tenemos una fecha específica para discutir la lectura. Recuerdo que en 2020 no tuvimos encuentros presenciales, por la pandemia del Covid.

Entonces, se adaptó la discusión del libro a la forma online.
Luego participé en otro club de lectura con reuniones semanales para discutir el libro. Este es el Club Atreyu, al que cualquiera se puede apuntar a través de Telegram. En este caso se fijan metas de lectura, de forma que durante un mes puede haber tres o cuatro reuniones para discutir los capítulos correspondientes.

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Una de las ventajas de estas lecturas conjuntas es la motivación constante para leer, incluso la competitividad por discutir la lectura en las fechas y hora acordadas. Eso implica cierta productividad, sin embargo si por algún motivo no has podido leer te toca ser como una especie de “observador”.

Si no quieres que te cuenten la trama sin haber leído (lo que en España se llama como “spoiler”, incluso se transforma este anglicismo en verbo: el molesto arte de “spoilear”), pues es mejor retirarse de la lectura conjunta o participar solo al final.
En mi caso, no me importan los “spoilers” porque por lo general leo las sinopsis antes de comenzar a leer; investigo sobre el autor; me gusta conocer su trayectoria o quizás algún aspecto interesante de su biografía.

De modo que aunque conozca un poco de qué va el argumento, toda experiencia lectora es única e intransferible, de manera que cada quien procesa esa información para su propio deleite.
Por otro lado, es interesante conocer otros puntos de vista, aunque no los compartas.

En ese aspecto, prefiero la lectura crítica, la lectura que te inspira a conocer otras realidades, otras épocas e incluso otras dimensiones humanas.
Es interesante explorar cómo los elementos de una historia se han tejido para dar paso a un texto orgánico, que nutre, que habla, que construye, que interpela, que denuncia o que te mueve a reflexionar, a pensar y actuar, y que en todo caso es una especie de “artefacto”, como diría Roland Barthes, capaz de crear cultura.

Cuando hago un recuento de los meses durante los cuales hemos organizado las lecturas para el club de Venezuelan Press, verifico que han sido nueve libros leídos desde febrero hasta la actualidad.
En octubre discutiremos el libro “Apegos feroces” de Vivian Gornick.

Asimismo descubro que algunos me han extasiado y otros no tanto.
Creo que mi favorito del año ha sido “Nocturnos. Cinco relatos de música y crepúsculo” del Premio Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro. Otros me han gustado menos, como “Ava en la noche”, de Manuel Vicent.

También he tenido la oportunidad de leer a autores de diversas nacionalidades, como a la francesa Sandrine Destombes y su novela negra “Madame B”, al venezolano Juan Carlos Chirinos, y su novela más reciente “Renacen las sombras” o releer la ópera prima de Michelle Roche Rodríguez, “Malasangre”.
¿Te has apuntado a algún Club de Lectura?
Es una experiencia que todo lector –sin duda- disfrutará.