Una de las recientes producciones cinematográficas de RTVE se basa en la adaptación del libro de Rosa Villacastín y Manuel Francisco Reina, La princesa Paca. La producción lleva el mismo título y en principio quienes desconozcan quién fue la princesa Paca es posible que lo dejen pasar. Pero será una sorpresa cuando se enteren que se trata de Francisca Sánchez, la última compañera sentimental de Rubén Darío, también conocido como el Príncipe de las Letras.
La adaptación cinematográfica relata de forma bastante fidedigna la relación que existió entre estos dos personajes, muy distintos entre sí, pero a la vez unidos por una gran atracción, que luego se convirtió en un amor y unión que solo fue interrumpida por la muerte del poeta.
Francisca Sánchez fue interpretada por dos actrices.
En su juventud fue encarnada por Irene Escolar, mientras que la Paca de la tercera edad fue interpretada por Petra Martínez. Ambas le dan una interesante relevancia a Francisca, que no solo fue el gran amor de un poeta peculiar sino además se convirtió en una de las fieles protectoras del legado del escritor, considerado uno de los más influyentes en la poesía hispanoamericana.
La diferencia de edad entre ella y Rubén Darío fue bastante notoria, pero no fue lo único que los separaba.
Paca era una muchacha de origen humilde, pero criada en el seno de una familia de fuertes tradiciones. En el siglo XIX no se contemplaba que una mujer pudiera vivir con un hombre sin antes estar casada y mucho menos tener un hijo.
Sin embargo, la pasión que creció entre ellos fue tal que ella renunció a las convenciones de la época. Para rematar, el poeta nicaragüense ya estaba casado a pesar de que física y sentimentalmente separado de su esposa, que residía en Centroamérica mientras él estaba en Europa.
Todo este cúmulo de situaciones no desinflaron el amor que los unía. Siendo muy joven, Francisca dejó su casa para marchar con el poeta. Sufrió el repudio de su propia familia y también el de algunas personas que estaban en el círculo social en el que se movía Rubén Darío, que en ese momento era ya un escritor de renombre, éxito y fama.
Sin embargo, en la película se deja ver cómo fue justamente Doña Emilia Pardo Bazán, amiga del poeta, una de las intelectuales que más apoyo le dio a Paca, a quien le expresaba su admiración porque la consideraba una mujer auténticamente libre.
A pesar de los obstáculos, la relación representó para Paca un motivo de superación personal, ya que se empeñó en aprender a escribir y a leer, e incluso aprendió francés, gracias a su estadía en París, cuando el poeta fue nombrado cónsul de Nicaragua en la ciudad luz.
La película busca destacar al personaje de Paca a través de las interpretaciones de Escolar y Martínez, así como también dibujando a una mujer de fuertes convicciones y de espíritu inquebrantable. Fue Francisca la que guardó con celo los valiosos documentos de Rubén Darío, y que solo legó luego de asegurarse que serían bien utilizados y resguardados.
En 2021, la editorial Cátedra publicó una biografía de 573 páginas a cargo de Rocío Oviedo Pérez de Tudela y Julio Vélez-Sainz, titulada Rubén Darío. La vida errante. Si se quiere, el trabajo investigativo más exhaustivo y completo sobre la vida y la obra del poeta. Se nutrió de más de cinco mil documentos, algunos de ellos pertenecientes al archivo que actualmente se encuentra en la Universidad Complutense de Madrid.
Luego de la muerte del nicaragüense, Francisca Sánchez reconstruyó su vida y casó con José Villacastín, abuelo de Rosa Villacastín. Con la rica herencia de memoria y vivencias de Paca, Rosa escribió junto con Reina la historia de esta princesa sin corona, que fue nombrada como tal por el escritor Ramón del Valle Inclán, en el momento que arribó al homenaje que se le hizo al Príncipe de las Letras al momento de su muerte en Madrid.