El ataque que sufrió el viernes pasado el escritor indio-británico Salman Rushdie ha conmocionado a los lectores y al público en general. El escritor fue apuñalado mientras se disponía a dar una conferencia en New York.
Hadi Matar, un hombre de 24 años residente en New Jersey, vestido con una capucha negra saltó al escenario donde se encontraba y lo apuñaló en el cuello y en el abdomen. De inmediato, el escritor fue trasladado a un hospital.
Si bien ya fue operado y aunque en un principio los pronósticos eran reservados, ya que el ataque alcanzó a malograrle un ojo, un brazo y el hígado, incluso respiraba de forma asistida, actualmente está fuera de peligro.
Han difundido que incluso hasta está de buen humor. Cierto, logró salvar la vida.
De acuerdo con las averiguaciones policiales, el agresor fue un joven nacido en California, al que se le consiguió una licencia falsa a nombre de Hassan Mughnyah.
Este es el mismo apellido del líder militar del chií Hezbollah asesinado en 2008 por el Mossad. También trascendió que Matar se identifica como simpatizante del gobierno iraní y en sus redes sociales se han encontrado fotos de líderes como el Ayatolá Jomeini; Ali Khameini, actual líder supremo, y Qassen Suleimani, general islámico.
Sin duda, al leer estos nombres salta a la vista el Ayatolá Jomeini y la fetua que lanzó en 1989 contra Salman Rushdie, por haber escrito Los versos satánicos. Un libro que al ser publicado tuvo una gran acogida en Gran Bretaña, país en el que vive Salman Rushdie. Sin embargo no ocurrió de igual forma con el Imam Ayatolá Jomeini, quien calificó a este texto como una ofensa a la religión islámica y por lo tanto declaró a su escritor como un blasfemo, ofensor del Corán, por lo que debía morir.
De acuerdo con las sinopsis, una parte de Los versos satánicos recrea la vida del profeta Mahoma. La traductora Nuria Barrios en un artículo de Babelia, suplemento cultural de El País, explica que “en la tradición islámica la escritura del Corán fue dictada a Mahoma por Alá a través del arcángel Gabriel.
Para vencer la resistencia que mostraban los vecinos de La Meca a ser convertidos, Mahoma incluyó cuatro versículos sobre tres diosas locales”. Continúa que al percatarse de que había sido víctima de una treta de Satán, los versículos fueron suprimidos. Sin embargo, los orientalistas británicos tradujeron esa parte como los “versos satánicos” aunque en árabe se conocen como gharaniq. De modo que el título del libro en cuestión hace referencia a esa serie de versos que formaron parte del Corán y que al ser traducidos del árabe al inglés resultó como The satanic verses.
Aparentemente este relato dentro de la novela se basa en las crónicas de historiadores islámicos como Al-Waqiri y Al-Tabari. Esta recreación ficticia ha tomado una base de hechos históricos, para dar mayor verosimilitud a lo narrado, pero como bien destaca el artículo de Babelia en ocasiones se confunde autor y personaje, autor con narrador, ficción con realidad.
A pesar de que han pasado 33 años desde la fetua lanzada contra Rashdie, Hadi Matar la llevó a cabo en un momento en el que el escritor ya había dejado de ocultarse, no tenía protección policial y quizás pensaba que los tiempos de vivir bajo amenaza habían pasado. En su libro de memorias, Joseph Anton, el escritor narra lo que ha sido vivir bajo la maldición del Ayatolá Jomeini.
Otros no pudieron escapar del odio y la intransigencia, como los traductores de Los versos satánicos: Hitoshi Igarachi, Ettore Capriolo, Aziz Nesin, quienes fueron asesinados a consecuencia de la misma amenaza que ahora intentó apagar la vida de Salman Rushdie.