Como cada 24 de septiembre, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) rinde homenaje a la Virgen de las Mercedes, “patrona de la población privada de la libertad” y una de las divinidades más veneradas. Aclamar, a esta figura religiosa nos remonta al año 1218, cuando San Pedro Nolasco, tuvo la fortuna de ser iluminado con su presencia, y a quien le pidió socorrer a los cautivos que eran forzados a marcharse a lugares recónditos.

El nacimiento de la devoción a “Santa María de las Mercedes” proviene de la Orden de los mercedarios, fundada en el siglo XIII por San Pedro Nolasco, luego de una aparición que éste recibiera de la Santísima Virgen en 1218, con la misión particular de auxiliar a los cautivos que eran llevados a sitios lejanos, en general por los mahometanos.

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Esta Orden le consagró a María Santísima, bajo este hermoso título, una especial devoción a lo largo de los siglos, y en 1249, San Pedro Nolasco le dedicó una iglesia en Barcelona.

Desde el año 1600 les fue permitido a los Mercedarios celebrar bajo este título a la Santísima Virgen el día que se conmemora su nacimiento, el 24 de septiembre; y, en 1696 su culto se extendió a todo el orbe cristiano, habiendo existido desde 1616 su celebración litúrgica con textos propios en la dicha Orden.

El bello título de “Merced” se aplicaba en la Edad Media a las obras de misericordia en particular corporales y, sobre todo a la redención de los cautivos. Las “Casas de la Merced” eran dedicadas a recibir y atender a los cautivos, conforme antiguos documentos del medioevo.

Desde tiempos inmemoriales se estableció en la Iglesia la linda costumbre de la Misa a Santa María y el canto de la Salve Regina los días sábados en honra de la Santísima Virgen y, es bien probable que esta costumbre haya sido establecida y estimulada por San Pedro Nolasco.

El nombre de María fue agregado al título de “Orden de las Mercedes” por el Papa Alejandro IV en 1258 al colocar en su Bula Prout Scriptura Testatur: “… el Maestre y los Frailes de la Bienaventurada Virgen María de las Mercedes… trabajan con todas sus fuerzas”. De esta forma quedó unido el nombre de María al apelativo “Merced”, como parte del título de la “Orden de la Bienaventurada Virgen de las Mercedes”.

En el contexto de la Bula queda claro que el nombre de María de las Mercedes ya era conocido en la época y dicho documento fue dirigido no sólo a la Orden de los Mercedarios sino a la Iglesia universal, dando con esto un carácter de aquiescencia a dicha advocación.

En 1272 los legisladores de las constituciones de la Orden colocaron oficialmente el nombre de María en el título, llamándola Orden de la Virgen María de las Mercedes de la Redención de los Cautivos…