Que difícil disyuntiva tenemos los que no somos ni Uribistas, ni Petristas, frente a las próximas elecciones.
Quienes, como este susurrero, votamos en consulta por Alejandro Gaviria, cada día estamos más desencantados de Fajardo; se volvió anodino; se le nota en su cara su desespero por el inminente descalabro electoral.
El ingeniero Rodolfo muestra más verraquera que Fajardo, a pesar de sus años. Su elemental, pero, contundente mensaje de que la corrupción es la madre de todos los males del País, ha pegado en el blanco; lástima que sea desconocedor de los otros asuntos del Estado.
Por Petro no podemos votar los que lo conocemos desde que comenzó su vida política legal, cuando llegó al Congreso; hemos padecido sus calumnias y le hemos visto sus permanentes cambios de opinión. No podemos votar por alguien a quien, inclusive sus más cercanos, lo consideran como un mal ser humano. No puedo confiar en quien hoy tiene como más cercanos amigos a quienes hasta hace poco consideraba corruptos y, por quien tiene que ir a notarías para certificar que no hará, lo que dijo que haría en la plaza pública.
Fico, Fico… ¿Cómo hago para que me convenza de que no va a ser otro Duque? Si bien sus antecedentes de haber votado por el SÍ, en el plebiscito y, haber apoyado el proceso de Paz, me da muestras de no ser «acérrimo» Uribista y eso es muestra de independencia, su mensaje melifluo, no me convence; su gran ignorancia en temas macro económicos es manifiesta. Le reconozco que es un paisita mechudo y bacán que cae bien y no da miedo como Petro; pero, pero, le hace falta pelo para moño, como decía mi abuela Tulia.
¿Qué hacer? Sin duda votar; ¿por quién? Esa es la cuestión.
Espero, la inspiración cuando esté frente a la Urna.
Ñapa: Respeto a quien vote por cualquier candidato; no insulto, ni desprecio a nadie por su escogencia política; no trato de convencer a mis lectores, solo expreso mis pensamientos. Agradezco a quienes me leen, aunque no estén de acuerdo con lo que diga.
Ñapita: Mi ya larga vida me ha enseñado que los más fanáticos de causas populistas, son los primeros en renegar de ellas, cuando comienzan a mostrar que son mentiras irrealizables.
Recordatorio: Hoy hace un año se fue para el más allá, mi primo, mi hermano, Carlos Fernando, «El Mono» Barney; cada día hace más falta y su vacío se acrecienta; el recuerdo de su singular sonrisa, mitiga en algo su ausencia.