Juan José Lulle era ante todo un caballero, poseía un don de gentes especial; transmitía calidez y alegría, cuando uno se encontraba con él.

Nos conocimos en Bogotá, en mi época de estudiante, él unos años mayor ya trabajaba el Lux Kola pero, teníamos amigas en común.  Nunca presumió de su parentesco con el Dr. Ardila Lulle; de hecho, muchos años después, cuando se vino para Cali, fue que me enteré de eso.

Me distinguió siempre con su amistad; hablar con él siempre fue placentero.  Tenía la virtud de transmitir sosiego, por su manera singular de comunicarse con gran calma y respeto.

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Se nos ha ido un amigo que nos deja un inmenso vacío; cuánto duele ir viendo desfilar para el más allá a los pocos GRANDES SEÑORES que nos quedan.

A Margarita y sus hijos nuestra solidaridad en estos dolorosos momentos. Abrazo fuerte de condolencia.

¡Hasta pronto, gran caballero!