[et_pb_section fb_built=»1″ _builder_version=»4.4.4″][et_pb_row _builder_version=»4.4.4″][et_pb_column _builder_version=»4.4.4″ type=»4_4″][et_pb_text _builder_version=»4.4.4″ text_orientation=»justified» hover_enabled=»0″]

Regreso a clase: una decisión por la vida

 

Anuncio

Después de tres meses de haber iniciado la cuarentena para la protección de la salud que se ha visto amenazada por el coronavirus, muchas actividades han ido retomando paulatinamente sus dinámicas. Empresas, tiendas, almacenes, centros comerciales han vuelto a abrir sus puertas tomando las medidas de bioseguridad y asumiendo protocolos para la protección. El mensaje que se está enviando es que debemos acostúmbranos a asumir nuestra vida y nuestra cotidianidad de una manera diferente. Tenemos que aprender a vivir con el virus y aprender a relacionarnos de una manera diferente a la que veníamos acostumbrados.

La inteligencia humana está en la capacidad de adaptación a la dinámica cambiante de la existencia. Aprender que debemos asumir la existencia como se presenta y transformar las condiciones no naturales es una tarea urgente de la educación.  Sin embargo, se hace necesario en este proceso de transformación recurrir a la prudencia que hace verdaderos sabios. El gobierno nacional ha determinado para el primero de agosto el retorno a las aulas e ir reiniciando los procesos pedagógicos, por lo que ha emitido las directrices ministeriales 11 y 12 donde indican las orientaciones para el retorno a clases presenciales. No obstante, esta decisión deja abiertos interrogante y preocupaciones para la comunidad educativa. Tanto directivos, docentes padres, madres de familia y estudiantes no ven con claridad como se desarrollará este proceso que han denominado alternancia. Personalmente, encuentro grandes dificultades para la implementación de dicha estrategia.

Esta medida deja ver el gran desconocimiento que el gobierno tiene de las dinámicas de las instituciones educativas. Quienes escriben y emanan estas directivas las hacen desde visiones tecnócratas, no pedagógicas; desde posturas administrativas, desconociendo la realidad de los procesos y entornos escolares. Toman como referente Instituciones pequeñas, de trabajo personalizado y con las herramientas, recursos y mediaciones para este ejercicio. No es lo mismo un Colegio privado de trabajo personalizado en el norte de Bogotá, que una Institución Educativa en oriente de Cali, en Pasto, o en el Chocó. Sin embargo, se toman medidas partiendo desde la perspectiva de unos pocos, desconociendo la gran mayoría, su necesidades, contextos y problemáticas Deseo, entonces, presentar algunas inquietudes al respecto:

* Solo se ha contemplado hablar de alternancia, pero se ha desconocido variables que son relevantes para tomar una decisión como esta y que dificultan considerablemente los procesos de retorno a clase.

* Los estudiantes no son seres estáticos. Son niños, niñas, adolescentes y jóvenes que en su proceso de desarrollo son juguetones, inquietos, necesitan moverse, son personas de la cercanía y el contacto. No basta hacer una propuesta de distanciamiento desde lo técnico, olvidando las dinámicas existenciales, psicológicas y de desarrollo.

* A los estudiantes en su diario vivir se les olvidan los riegos. Se prestan los útiles escolares, comparten alimentos, celular y otros objetos que pueden ser medios para la transmisión del virus.

*  Los que estamos en las aulas, nos hemos visto en la necesidad de llamar a los padres o madres de familia, para reportar algunas enfermedades (incluso algunas contagiosas como varicela) y la respuesta es que los padres sabían que los niños estaban enfermos, pero los niños querían ir, o que no tenían con quien dejarlos. Si esto es con enfermedades que se pueden identificar,¿ cuántos niños estarán en ambientes de gran influencia del virus y de posibles contagios (que en algunos casos pueden ser asintomáticos) llegarán a las clases, sin el reporte respectivo?

* ¿Sobre quien cae la responsabilidad de posibles contagios? Según las directrices el gobierno delega a los Entes territoriales (gobernaciones y alcaldías)  la responsabilidad para determinar los protocolos de bioseguridad y esto a su vez lo delegan a las Instituciones Educativas, entonces ¿ son los rectores, coordinadores y docentes quien terminan asumiendo la responsabilidad? ¿ son los padres quien determinan su regreso y la responsabilidad de este proceso?

* Hemos notado que médicos han sido amenazados por contagios y muertes. ¿Quién garantiza la seguridad de los maestros y maestras, frente a la agresividad e intolerancia de padres y acudientes ante la posibilidad de contagios? Sumado a esto, es menester indicar que es preocupante que se señale a la escuela como la responsable de los contagios, cuando estos se pueden dar en otros espacios.

* ¿Se ha tenido en cuenta las situaciones de edad y preexistencia médica de los docentes y directivos? Ante esto,  ya han aparecido voces que han pedido que jubilen a estos maestros como si fueran objetos que se pueden archivar desconociendo todo su valor y entrega de años al servicio de la sociedad.

* Con referencia a los elementos de bioseguridad, ¿bajo quién recae la responsabilidad de suministrarlos? Para nadie es un secreto que las Instituciones Educativas no cuentan con los recursos y que los dineros que gira el Estado son insuficientes. La pregunta es ¿se aumentan los recursos o se debe suplir estos elementos con los recursos que ya tienen asignado las Instituciones?  En caso de las Colegios privado implica un aumento de las mensualidades, lo que aumenta la dificultad de muchas familias para asumir costos extras, sobre todo en este momento de afectación socioeconómica.

* Algunos países que retornaron a clases han evidenciado que no han podido evitar el contacto físico y algunos han tenido que suspender nuevamente por nuevos contagios.

*  Países con una cultura e idiosincrasia más disciplinada y que no tienen costumbres de contacto físico directo,  han presentado nuevos brotes; lo que  lleva a cuestionar ¿cómo será el proceso en Colombia, que tenemos una cultura más de contacto directo (somos una sociedad del abrazo, del beso) y más afectuosa?

* Los espacios físicos de las instituciones educativas solo podrían recibir una mínima cantidad de estudiantes. Sobre todo, cuando tenemos salones de clase con más de 40 estudiantes en aulas de 50 mt² , donde aplicando el distanciamiento social solo es posible una asistencia de 5 niños, inferior a la norma técnica que indica una asistencia del 35%.

Finalmente, se hace necesario indicar que el problema es ético, no se puede privilegiar las dinámicas económicas, epistemológicas por encima de la salud y la vida. Veo una actitud apresurada por parte del Estado en este proceso, manifiesto mi inconformidad y descontento con la medida. Estamos en un momento donde la progresión de contagios ha demostrado negligencia en la aplicación de una cuarentena inteligente, incluso medidas como la ley seca o toque de queda han sido insuficiente e ineficaces para reducir el ritmo de contagio.  No podemos arriesgar la vida de los niños, maestros y sus familias.

[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]