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Nadie nos entiende, es una de las características de los colombianos; nos quejamos de todo y, cuando llegan las soluciones, siempre nos parecen que no eran las adecuadas.

100 años soñando con el túnel de «la línea» y, cuando lo inauguramos, decimos que lo debíamos haber hecho en otro lado y que se quedó pequeño. Además, nos ponemos a discutir sobre quién lo hizo y el tamaño de la placa de la inauguración. Nadie se concentra en exaltar el hecho objetivo de que, es el túnel más largo de América del Sur y que, es un hito de la ingeniería; amén de que nos reduce horas en el tránsito por esa ruta.

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Todos estábamos preocupados por el problema social y económico de estar encerrados por la pandemia y, cuando se empieza abrir la economía, protestamos porque se va a expandir el virus; queríamos más UCIS y ahora se critica el dinero que se gastó para que estén desocupadas.

4 años criticando a los exguerrilleros de las FARC porque no confesaban sus crímenes, porque no reconocían el reclutamiento de menores y por la inducción al aborto de las guerrilleras. Cuando empiezan a confesar sus delitos y aceptar sus responsabilidades, de inmediato ponemos en duda sus confesiones. Ayer, el jefe exguerrillero Joaquín Gómez, sin dubitación alguna, reconoció que se reclutaban menores y se inducía al aborto. Empieza a conocerse esa verdad, de hecho sabida pero, solo ahora, cuando les toca comparecer ante la JEP, se acepta públicamente. Lo mismo hace Joaquín Lozada con el crimen de Álvaro Gómez; ahora no le creemos.

Definitivamente somos únicos.

Ñapa: Le quedaría muy bien a los parientes de Gómez Hurtado renunciar a cualquier beneficio económico, cuando se esclarezca el crimen y, despejar así la duda de que su interés es saber la verdad y que se haga justicia y no ganarse una millonada, que les debemos pagar los colombianos; así como, en su momento, tuvo que hacer Ingrid Betancourt para tranquilizar la opinión pública.

Ñapita: Los que dicen que no creen que las Farc sean los asesinos de Gómez le están pidiendo a Lozada que renuncie por haber sido el ejecutor del asesinato que ellos no creen que él cometió. ¡Plop!

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