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Hasta hace pocos años, había un gremio que era el ejemplo de solidaridad con sus colegas de actividad.

Se disputaban entre ellos a brazo partido por sacar el mayor provecho profesional y económico, pero , cuando alguien osaba meterse con alguno de ellos, todos a una, salían como fieras salvajes en su defensa.

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Últimamente, quizás por la toma de partido frenéticamente a favor de alguna de las extremas politicas, han dejado de ser un gremio unido para ingresar al canibalismo entre priostes.( busquen el Google, vagos).

Los periodistas fueron siempre solidarios entre ellos. Se tapaban todos bajo la misma cobija, cuando eran atacados. El lema era » con razón o sin ella, siempre nos protegemos «.

La polarización también afectó ese bello compañerismo y ahora se atacan directa o indirectamente sin contemplaciones.

El hecho de ser militantes frenéticos e irsutos seguidores de algunos líderes políticos, cosa que en el pasado de disimulaba, los convirtió en ser blancos de sus propios colegas.

El odio de Vicky Davila por Santos y de Daniel Coronel por Uribe, son claros ejemplos. Ya uno sabe que cada vez que alguno de ellos habla o escribe, será para atacar a sus malquerientes. No existe ninguna objetividad. Están obnubilados y por eso las redes sociales los atacan con todo tipo de bajezas.

Las fotos de Julito Sánchez abrazado con el abogado de Uribe, mengua cualquier posibilidad de objetividad en el análisis, de ahí los fuertes epítetos que recibe a diario.

Se perdió el respeto por la profesión que antaño se apreciaba de ser ecuánime. Ahora, además de estar comercializada , está fanatizada y febrilmente partidista.

Los ataques entre periodistas es lo cotidiano. Las audiencias de los medios cada vez se reduce a los seguidores de la ideología que profesan sus periodistas. RCN, con el Feo Juan Lozano y la bella Gurizati, solo lo ven los uribistas; Noticias 1, con Yamit a la cabeza, solo lo ven los anti uribistas.

La Revista Semana, que era supuestamente equilibrada, ahora es la vocera del gobierno, aunque mantiene dos o tres columnistas independientes. Lo mismos pasa con El Espectador, que es la casa de los contradictores del gobierno. De » El Tiempo», se sabe sólo defiende los intereses de su dueño el banquero Sarmiento.

La actividad periodística cambió y que pasó de unos pocos que tenían acceso al medio, a manos del que quiera ejercerla por medio de los medios virtuales.

El cuarto poder está agonizando, víctima de los propios periodistas que le pegaron el fatal virus de la polarización.

Sin duda uno de los aspectos que más ayuda a la corrupción es la falta de credibilidad en la prensa, debido a haberse convertido en vocera oficial del Estado en todos sus niveles.

» Si la sal se corrompe»….

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